Algunas encuestas han destacado los rendimientos actuales de Evelyn Matthei y hay quienes desean asociarlo a la muerte del exmandatario Sebastián Piñera. El primer hecho es más un fenómeno metodológico que político. El segundo es falso porque la explicación de la aparición de Evelyn Mathhei subiendo en las encuestas es resultado del problema metodológico señalado.

¿Cuál es el problema? La forma en que muchas encuestas miden las precandidaturas genera una situación de subrepresentación de las candidaturas más probables, pues trata un fenómeno que siempre se basa en la oferta (gente que se postula) como si fuera un asunto de demanda (votantes que prefieren a alguien).

Como la metodología nos enseña que resulta clave que la forma de la herramienta de investigación sea compatible con la forma del fenómeno, nos encontramos con el hecho de que abundan formas de medición que hacen la pregunta abierta y por tanto presentan un escenario presidencial inexistente (porque usted no llega a poner un nombre en una papeleta vacía).

Lo que corresponde es simular escenarios. Al final del camino, termina por ocurrir que las encuestas se enteran seis meses después del fenómeno. En el caso de Matthei, cinco. Por definición una encuesta va atrasada respecto a la realidad, pero ir cinco meses más atrasado de lo necesario es absurdo.

La ventaja numérica y posicional de Matthei

En octubre de 2023 Matthei nos marcó 34% en la Encuesta La Cosa Nostra (la más precisa con relación a la realidad considerando todos los eventos electorales desde 2020).

En enero de 2024 Matthei nos dio casi 35%. Hay encuestas que en febrero recién le dan 22%. Y en marzo algunas encuestas llegan a 30%. La distancia con Kast es destacada por la ampliación de la diferencia a más de diez puntos. En nuestra encuesta en octubre era 8% y en enero era 14,5%.

Entonces, primera conclusión simple: el fenómeno electoral de Evelyn Matthei se consolidó a fines del año pasado y ya suma varios meses. Esto cambia radicalmente el escenario. No es una novedad, ya tiene el aroma de la estructura. Y esto es de una importancia fundamental.

Toda la historia presidencial de Evelyn Matthei ha sido tortuosa, construyéndose desde la debilidad y la incomodidad de su sector. Los atributos sólidos confieren a Matthei rasgos completamente nuevos, que no deben desecharse.

Dentro de las candidaturas de derecha (Kast, Carter, Parisi y Matthei), los votantes de Matthei son los que le entregan la nota menos baja a Allende y la menos alta a Pinochet.

La evaluación de los gobiernos concertacionistas ‘puros’ (Aylwin, Frei y Lagos) por parte de los votantes de Matthei es mejor que la de los votantes de Tohá.

Todo esto es importante porque la clave de una elección no está en contar los votos antes de tiempo, sino en comprender la estructura.

Gabriel Boric marcó sistemáticamente menos que Jadue, hasta un mes antes de la primaria (en nuestra encuesta obtuvimos el resultado supuestamente inesperado). Pero desde un año antes se podía apreciar (lo explicamos en presentaciones de nuestra encuesta) que Boric tenía mejor posición en el tablero.

Los votos nos hablan de la cantidad de piezas que tiene un candidato en el tablero del ajedrez. Pero ello no nos habla claramente de la posición hasta que no comprendamos la profundidad del fenómeno. Hoy Evelyn Matthei tiene más que piezas, una clara ventaja posicional.

Desde octubre era evidente (y cito el informe de nuestra encuesta publicado en noviembre) “Evelyn Matthei es el único nombre entre las potenciales candidaturas presidenciales que logra una presencia no marginal de votos en ambas posiciones, a favor y en contra”.

Además (nuevamente cito) “los votos por Matthei a favor y en contra son ostensiblemente diferentes en valoración y comportamiento político. Los votantes Matthei/En Contra están más la izquierda que los Matthei/A Favor en todos los temas planteados, y de forma más marcada en los relativos al Estallido Social, la desigualdad y la valoración de Allende, Pinochet y sucesos relacionados”.

Y me permito continuar con las citas: “Se trata de dos perfiles de votantes completamente distintos. Es Evelyn Matthei la única candidatura hasta este instante capaz de cruzar la frontera y resulta evidente que ha logrado capturar votos del mundo anteriormente concertacionista”.

Es decir, Matthei tiene ventaja numérica y posicional.

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La posición óptima

El siguiente análisis factorial es relevante. Dos cuadrantes nos muestran zonas críticas de control. Todo candidato que busca grandes mayorías debe acercarse al cerro de votos, que no son evidentemente identificados políticamente.

Imagine el cerro de votos al centro. El cerro tiene laderas. Dos de ellas no tienen significado político marcado, es difícil hacerlas útiles. Las otras dos sí tienen significado, le llamamos izquierda y derecha.

Un buen candidato a diputado no necesita estar en la zona perfecta, pero un presidenciable sí. El diputado necesita quince puntos e incluso menos (o negociar bien con el partido para ir arropado). Pero el presidenciable está en una carrera en serio. Y el que no controla ‘la frontera’ con el rival tendrá problemas, pues al acercarse a los extremos para buscar esos votos perderá el centro.

Esta es la razón por la que la derecha ha terminado por migrar locamente y sin sentido hacia la extrema derecha, en tono y contenidos muchas veces. Y aunque eso a veces le permite crecer, al final del camino dependes de un accidente que te dé los votos de centro (a Bolsonaro el cuchillazo). Si no, tu vida es como la de Kast: corres bien hasta justo antes de la meta.

El escenario posicional no depende solo de este factorial, que está hecho con los ejes que matemáticamente discriminan las posiciones y que permiten entender que en nuestro sistema político lo que otorga diferenciación es la historia del golpe y la de la Concertación.

Pero aun cuando este factorial no es todo, nos muestra cosas claras: Matthei está, por lejos, más cerca de la posición óptima. Y por izquierda nadie lo está. Orrego y Enríquez están más al centro, pero son opuestos, pues el votante de Orrego es el ‘complaciente’ con la Concertación y el votante de Enríquez aparece como el ‘crítico’.

Evelyn Matthei candidata presidencial

La migración de votos

A lo largo de las encuestas que hemos realizado desde 2020 hemos visto el desarrollo de la votación que migró a la derecha crecientemente luego de la elección de la Convención Constitucional.

Ese movimiento se tornó muy intenso al principio del gobierno de Gabriel Boric.

Todas las tesis de posicionamiento político tomadas entonces por la coalición de gobierno devinieron en equivocadas y condenaron al Presidente a un vacío de poder: los círculos concéntricos de la coalición, hacer morir de hambre a la DC, atacar al PPD. Es decir, deliberadamente perder la frontera que hemos marcado en el factorial y que es la posición fundamental.

Como señalamos el año pasado “es claro que esos votos (los concertacionistas) migraron a la derecha por rechazo conjunto al gobierno del Presidente Boric y a la Convención Constitucional.

Lo que hemos visto es que parecen haberse movido primero al mundo republicano, como voto de protesta; y que, en la medida que creció la relevancia de Matthei, migraron hacia su candidatura.

La candidata de la derecha se encontró de pronto disfrutando de un flujo de migrantes que no saben donde establecer su hogar provisional. ¿Está estabilizado? Sería apresurado decirlo, son personas que están en movimiento. Los encontramos en la votación republicana primero (y nos sorprendió) y ahora están donde Matthei.

¿Se seguirán moviendo al centro o establecerán domicilio en la derecha?

Boric y la construcción de un Frente Popular

De momento, sin mucha claridad, el Presidente Boric ha planteado la necesidad de que su sector construya un Frente Popular o una Concertación. El Frente Popular buscó la unidad de la izquierda como respuesta al fascismo europeo en el año 1939. La Concertación fue la unidad ante el temor a retornos autoritarios con Pinochet. Todo esto lo dijo Boric justo en la fecha en que el Frente Amplio tomó la decisión de unirse en un solo partido y no ya una coalición.

El discurso es claro, se acaban los círculos concéntricos y se sale a buscar amigos al centro. El Presidente quiere cuidar la frontera política. Hoy no es así. La gente que vota por Orrego en una hipotética elección presidencial, migra a Matthei mayoritariamente si se excluye a Orrego.

Hay que insistir. Parecen ser votos en movimiento, tal vez la foto que tenemos nos muestre un movimiento que vemos como algo fijo. Pero si encuentran alojamiento en algún sitio, pueden reconstruir algunos elementos del proyecto concertacionista, ya sea por izquierda o quizás por derecha.

La posición de Matthei puede ser difícil de administrar, pero es excelente para afrontar el próximo período de tiempo. ¿Cuál es el problema? Falta mucho tiempo todavía, hay elecciones previas que siempre mueven el escenario (aunque el triunfo del ‘en contra’ no modificó el escenario a favor de la izquierda, fue solo un paréntesis).

Pero hay un riesgo mayor: viene el triunfo de Trump, viene el desarrollo de Milei en el gobierno argentino y probablemente arribarán a Argentina grandes proyectos privados.

Todo eso puede tentar a la derecha a seguir su pulsión: ir a la derecha con todo, no querer otro gobierno tibio y timorato, decidirse de verdad y ahora sí buscar la gloria eterna del triunfo de la derecha.

Usted ya lo sabe, los típicos cantos de sirenas. Matthei sabe que no puede seguir esos cantos, pero ya Lavín pagó cara la cuenta de no escucharlos. No será fácil el frenesí y el entusiasmo de escuchar la intensidad y radicalidad de Trump y Milei mientras se observan las voces prudentes desde la candidatura de Matthei.

En resumen, el escenario de Matthei es propicio y a primera vista se vislumbra sencillo.

La izquierda tendrá dificultad en lograr arribar a esa frontera que denostó. Por propia voluntad, abandonó el campamento base antes de la cumbre en la montaña para instalarse en los faldeos, lejos de la disputa fronteriza. Es así como la derecha ha empujado el límite exitosamente. No han requerido mucho, han sido suficientes los errores ajenos y algún trabajo bien hecho, como el de Matthei en su comuna.

Matthei ha sido dúctil y eficaz en capturar votos. El 30% de votantes de Matthei votaron en contra y esos votantes tienen rasgos que los sitúan cerca de la izquierda. El otro 70% son de derecha y están en la zona de la derecha, pero lejos de Kast. Es un excelente escenario posicional.

En un escenario crispado políticamente, puede bastarle. Pero siempre hay que recordar que las candidaturas que provienen de alcaldías tienen problemas de último tramo, pues sus atributos no se convierten fácilmente en elementos presidenciales. Y además están los asesores, que les encanta que los candidatos sean simpáticos, y bueno, algún día escribiremos de ello.