Una investigación realizada por científicos registra importantes avances sobre las leguminosas de grano. Estas plantas tolerarían mejor la falta de agua, el frío y los golpes de calor.

Los Científicos del Centro Regional de Genómica Nutricional Agroacuícola (CGNA), en la región de La Araucanía, buscan entender por qué algunas plantas de legumbres pueden tolerar mejor que otras los efectos del cambio climático.

Este estudio forma parte del proyecto de “Señalización y Respuesta a los Estreses Ambientales en Leguminosas de Grano”, el que está financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

Respecto a esta investigación, la doctora en ciencias y científica encargada del área de fisiología del estrés del CGNA, Macarena Barra Jiménez, explicó que el estudio busca comprender cómo las plantas pueden mitigar los efectos del cambio climático.

Con ello, señaló que el análisis está enfocado en el la comprensión del déficit hídrico, las heladas y los golpes de calor.

“Hemos avanzado en entender cómo las leguminosas de grano, en específico el lupino, es capaz de enfrentar la sequía, el frío y los golpes de calor. Descubriendo avances emocionantes relacionados con las plantas silvestres, las que promueven el crecimiento de tejidos específicos bajo el estrés”, indicó.

Resistencia de las plantas de legumbres al cambio climático

Además, mencionó que estas plantas cuentan con un intercambio gaseoso y aumentan la eficiencia fotosintética, lo que significa que el territorio en el que crecen estos seres vivos provoca una mayor disolución del dióxido de carbono, lo que hace más respirable el ambiente.

Según afirmó la doctora Barra, algunas plantas silvestres son capaces de soportar mejor el déficit hídrico debido a que se desarrollan en menor biomasa, pero que exploran el suelo con mayor profundidad.

A su vez, demostraron que existen plantas silvestres que cierran sus estomas en momentos críticos, las que mantienen su contenido de clorofila.

Este avance científico permitirá entregar información clave para el desarrollo de cultivos más resistentes ante los adversos efectos del cambio climático.

Finalmente, las plantas de tipo elite o de variedades mejoradas, que fueron desarrolladas momentos previos a los inicios del cambio climático, no son tolerantes el déficit hídrico, a las heladas o a los golpes de calor.