A poco menos de una semana de la segunda vuelta de las presidenciales en Chile, los sondeos —que está prohibido publicar, pero que cierta élite conoce porque circulan bajo cuerda— muestran una clara ventaja del candidato de derecha, José Antonio Kast, por sobre la candidata de izquierda, Jeannette Jara (PC).
Los analistas coinciden en que el triunfo del republicano es casi un hecho. No obstante, una serie de recientes errores de su campaña han puesto tensión a la contienda, entre ellos: la declaración del diputado de su partido, José Carlos Meza, a favor de indultar a violadores de niños, la incapacidad de Kast para explicar su plan de expulsión de extranjeros, y su mal desempeño en el debate radial del 3 de diciembre.
Lo anterior, ya que algunos piensan que, en una carrera que parece corrida, podría abrirse una pequeña ventana para sorpresas de última hora.
Contrariamente a lo que podría pensarse al tener en la papeleta del balotaje a una mujer que milita en el Partido Comunista (PC) y a un hombre que fundó el ultraderechista Partido Republicano, la segunda vuelta del 14 de diciembre no va a ser una lucha entre posiciones extremas, según expertos.
Si bien los candidatos de centro fueron duramente derrotados en las primarias y en la primera vuelta, no se trata de un sector inerme y todavía tiene bastante que decir.
“La percepción es que hay una tendencia de ambos candidatos a moverse hacia el centro“, dice a DW Olaf Jacob, representante en Chile de la Fundación Konrad Adenauer (KAS), vinculada a la Unión Cristianodemócrata alemana.
“Creo que no habrá alternativa: quienquiera que gane va a tener que moderarse, porque los números en el Parlamento no dan para tener posiciones muy radicales”, dice el experto. La pregunta que él plantea es si ese movimiento hacia el centro es genuino o tiene más que ver con necesidades electorales circunstanciales.
“Un triunfo de Kast sería rupturista”
“La tensión polarizante está hacia la ultraderecha”, explica a Jorge Saavedra, profesor de la Universidad Diego Portales y doctor en Comunicación y Medios de la Universidad de Londres.
Para el especialista, en la práctica un triunfo de Jara será la continuidad del actual Gobierno de Chile, de corte socialdemócrata. “Sí sería rupturista un triunfo de Kast, porque en distintas materias representa un camino bien extremo”.
Saavedra pone como ejemplo la idea de “gobierno de emergencia” que empuja Kast en su campaña. En sus declaraciones, el aspirante republicano suele referirse a una crisis que viviría el país sudamericano, de la que acusa directamente al actual Gobierno de centroizquierda.
Este escenario obligaría a la conformación de un Ejecutivo que responda a esa emergencia, centrando la atención en la tarea de normalizar el funcionamiento del Estado y combatir el crimen y la falta de crecimiento.
“Esa es su oferta. No tiene una propuesta para la etapa posterior a la emergencia. Y no es extraño pensando en sus referentes: Viktor Orbán, Donald Trump, Nayib Bukele y Jair Bolsonaro”, agrega.
De cualquier modo, para Saavedra la posibilidad de una polarización total se desvanece ante el muro de contención que supone un Parlamento fragmentado, pero proclive a la moderación.
“El nuevo Parlamento no va a ser tan distinto al que tuvo el presidente Gabriel Boric y seguramente en sus decisiones finales no actuará desde la estridencia mediática, sino más bien será una suerte de moderador del debate. Nadie va a poder desarrollar medidas muy extremas, por más que quiera”, apunta el académico.
Seguridad e inmigración
Dos asuntos que casi han monopolizado la conversación durante la campaña presidencial son la inmigración y la inseguridad.
Pese a ser uno de los países con las menores tasas de delitos en América, la percepción ciudadana en Chile apunta hacia una especie de crisis que, en primera vuelta, fue campo abonado para propuestas como militarizar las ciudades o crear cárceles en el desierto, y para frases del estilo “los delincuentes tendrán que elegir entre la cárcel y el cementerio”, que dijo la candidata Evelyn Matthei en primera vuelta.
“Hay una percepción de que la inseguridad está asociada a la inmigración”, dice Jacob, para quien el candidato que gane tendrá que actuar rápido. “Si logramos controlar a corto plazo o reducir los índices de percepción de inseguridad en la población, creo que muchos problemas van a resolverse”, dice por su parte el representante de la KAS.
La calculadora es clara
Jacob acude a la calculadora para responder la pregunta de si realmente Kast tiene garantizado el triunfo en la segunda vuelta, como auguran las encuestas, los expertos e incluso la conversación en la calle. “Es que si simplemente contamos los votos de primera vuelta de la derecha, ya tenemos más del 50%“, sostiene. Para el experto, el objetivo de Jara sería perder por menos de 20 puntos porcentuales.
“Las posibilidades son pocas. Muy pocas, en realidad”, complementa Saavedra. “Lo que va a hacer Jara es recortar algunos puntos de distancia, pero no va a ganar. Quizás con dos semanas más de campaña lo habría logrado, porque Kast ha tenido errores no forzados importantes en los últimos días, pero tendría que ocurrir algo extraordinario para que el republicano no gane“, agrega.
El académico apunta a otro componente que ha jugado un papel muy relevante: el hecho de que Jara sea militante del Partido Comunista. “Eso despierta percepciones que tienen que ver con la constitución neoliberal del sujeto chileno cotidiano, esta idea de que yo trabajo, yo gano mi plata y no quiero dársela a nadie. La gente confunde la posibilidad de una presidenta comunista con la redistribución, y no ve ello desde la lógica de los derechos sociales“, apunta.
Y prevé que Kast va a tener problemas, en caso de ganar. “Creo que va a tener un primer semestre muy duro de oposición“, sostiene, porque “lo que ha hecho hasta ahora es no mostrarse como el pinochetista duro que es, y cuando gane eso se va a evidenciar, habrá medidas regresivas en muchos aspectos y eso va a generar un rechazo muy rápido en distintos sectores”.