"Quiero decir que no maté a Narumi. Rechazo con todas mis fuerzas estas acusaciones que se hacen en mi contra y espero que este juicio traiga esta verdad, esta luz, que necesitamos para encontrarla", dijo el chileno que está acusado del homicidio de su novia japonesa, en 2016, y que en Francia arriesga una condena a cadena perpetua. Los restos de la joven jamás han sido encontrados, pese a las intensas búsquedas de las autoridades.

Este martes partió en Francia el juicio contra Nicolás Zepeda, el chileno acusado por la Fiscalía gala de haber asesinado a la japonesa Narumi Kurosaki en Besanzón, en diciembre de 2016.

Durante la mañana el trabajo se centró en la exposición de los hechos.

Según se anunció en la instancia, de acuerdo a L’Est Républicain, esta tarde se realizarán interrogatorios para analizar la personalidad del hombre, que arriesga una condena a cadena perpetua.

El juicio – que se extenderá por al menos dos semanas – comenzó oficialmente antes del mediodía de Francia, previo a las 07:00 horas de Chile.

En su presentación, Nicolás Zepeda se dirigió al tribunal y dio las gracias por la oportunidad de poder responder a una acusación que catalogó como “horrible”.

“Quiero decir que no maté a Narumi. Rechazo con todas mis fuerzas estas acusaciones que se hacen en mi contra y espero que este juicio traiga esta verdad, esta luz, que necesitamos para encontrarla”, dijo el acusado.

Sumado a eso tuvo palabras para la familia de la japonesa, ya que su madre y hermana llegaron a Besanzón para presenciar el juicio.

“Han pasado cinco años desde que Narumi desapareció y desde entonces ha sido una pesadilla. He tenido a Narumi en mis pensamientos durante cinco años, siento la pena, el inmenso dolor de su familia, de su madre”, añadió Zepeda, según reportó Radio Campus Besac.

“No pasa un día que no la tenga en mis pensamientos”, aseguró.

La historia de Nicolás Zepeda y Narumi Kurosaki

Nicolás Zepeda y Narumi Kurosaki se conocieron en Japón, en 2014, tras lo cual iniciaron una relación que terminó a mediados de 2016, cuando ella partió a estudiar francés a Besanzón.

Los días bajo la lupa de la justicia son el 4, 5 y 6 de diciembre de 2016, periodo en el que se vio por última vez con vida a la joven y el chileno arrendó un auto para visitar una zona boscosa cercana.

Fue en ese mismo tramo de tiempo en el cual Zepeda realizó un viaje para comprar combustible, fósforos y detergente.

Tras ello, cuando retornó el auto que arrendó, la Fiscalía dice contar con pruebas que arrojan que el vehículo fue devuelto sucio, con tierra por fuera, en la zona de asientos y el maletero.

Además, los persecutores también aseveran que el celular de la desaparecida continuó siendo ocupado para conversar con familia y amigos, con mensajes incluso en japonés que un cercano de Narumi habría traducido a petición de Zepeda.

Hasta el día de hoy, los restos de Narumi Kurosaki no han sido encontrados y aquello es justamente el deseo de la familia para poder darle sepultura en su natal Japón.