Uno de los ejes de la discusión constitucional que se llevará a cabo dentro del próximo año es el debate sobre la descentralización y cómo debería organizarse el Estado. Cómo afecta el centralismo a la ciudadanía, cuáles son los principales obstáculos para avanzar en la materia y qué variables deben tomarse en cuenta durante la convención son algunas de las interrogantes que aparecen en la discusión.

Una de las características principales de Chile es su agudo centralismo. Cualidad altamente criticada por casi todos los sectores políticos, pero que en la práctica ha conseguido calar profundamente en las diferentes esferas de nuestro país.

Sus orígenes se remontan a la época de Diego Portales, cuya lógica era que para hacer crecer el país había que mantenerlo ordenado y seguro, pero a costa de subordinar a las regiones con una limitada representación territorial.

Hoy, de cara a un proceso constitucional inédito, diferentes expertos a lo largo del país plantean los que se tomarán el debate sobre descentralización en una futura Carta Magna.

“La nueva Constitución es una gran oportunidad para corregir ese defecto”, advierte Agustín Squella, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales y candidato a la convención constitucional por el distrito 7.

“(Los problemas sociales) son resueltos con la miopía de las cinco cuadras alrededor de La Moneda, en base a una realidad que no representa en ningún caso la diversidad de los territorios en Chile”, complementa Alejandra Vivanco, doctora en Ciencias Políticas y Sociales y presidenta del capítulo regional de Coquimbo de la Fundación Chile Descentralizado.

La fuga de talentos, autonomía financiera de los territorios y la viabilidad de un sistema federal son algunos de los ejes planteados.

Descentralización fiscal

La utilización y distribución de los recursos a nivel regional ha sido uno de los puntos clave de la discusión por la descentralización.

Varios sectores han impulsado (infructuosamente) iniciativas, con el propósito de que las empresas tributen en las ciudades donde tienen su sede y no donde vive el dueño que inició el negocio, como ocurre actualmente con IVA.

Según datos del SII, el 78,74% de las ventas realizadas en Chile en 2019 corresponde a empresas de la región Metropolitana, mientras que el 21,26% se distribuye en el resto del país (ver gráfico).

En otras palabras, y tal como lo plantea un ejercicio publicado por Ciper a comienzos de septiembre, de $1.000 que se venden en cualquier región del país, las ganancias por concepto de IVA asociadas a $787 se van a Santiago y las de los otros $212 se quedan en las regiones.

Pero más allá de la distribución tributaria, para Egon Montecinos, director del Centro de Estudios Regionales de la Universidad Austral, también hay un problema de burocracia.

El experto grafica parte de esa problemática con el siguiente ejemplo: “Supongamos que en la Dirección de Vialidad se dan cuenta de que les sobra la plata en desmalezamiento y les falta la plata en caminos indígenas. ¡La autorización para transferir fondos del ítem que le sobra al ítem que le falta es una decisión que tendría que tomar el propio ministro de Obras Públicas!”.

Según Montecinos, esto se traduce en que la decisión se puede tardar meses, o incluso podría no llegar a ejecutarse en absoluto, lo que generaría lentitud en las respuestas que el Estado puede entregar a la ciudadanía.

Esteban Valenzuela, exdiputado, académico de la Universidad de Concepción y precandidato a gobernador por la región de O’Higgins, explica que para avanzar en descentralización hay nuevas políticas que deben avanzar en paralelo.

“Luego de la elección de gobernadores regionales debería armarse una federación de gobiernos regionales” señala, añadiendo que es de gran importancia que esa federación cuente con la ley de rentas regionales.

“Eso no puede esperar tres años más, hay grandes problemas en las regiones, expectativas” concluye.

“Debemos contrarrestar la fuga de talentos”

Uno de los puntos donde muchos coinciden es la grave falta de élites políticas e intelectuales consolidadas en las regiones.

Para Agustín Squella, el centralismo “crea el gigantismo de una región Metropolitana que ya no sabe qué hacer consigo misma y obstaculiza la autonomía de las regiones”, lo que las despoja “de muchos de sus talentos jóvenes que consideran que sólo trasladándose al centro del país podrán hacer una vida profesional fructífera”.

Una postura similar mantiene Ricardo Neumann, abogado de la Pontificia Universidad Católica y candidato a constituyente por el distrito 16, quien asevera que más allá de la política también debe existir una descentralización intelectual.

“Podemos tener cargos con facultades y con fondos, pero si finalmente la mayoría de las universidades están en Santiago y la mayoría de las prioridades políticas están en Santiago, no solamente se centraliza el poder en los términos que ya conocemos sino que se centraliza el talento”, comenta.

Para Alejandra Vivanco, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, hace falta fomentar el capital intelectual en las regiones, crear los incentivos para que las personas no se fuguen a la región Metropolitana y que la coordinación sea desde el gobierno regional.

“Estas inteligencias se valoran con propuestas de generar centros de estudios, estudios aplicados. Hay que contrarrestar la fuga desde regiones creando oportunidades para que los talentos puedan desarrollarse dentro de la región“, expone.

¿Un sistema federal en Chile?

La idea de convertir a Chile en un Estado federal ha cobrando relevancia en el último tiempo. Sin embargo, los expertos coinciden en que hay una serie de variables a tomar en cuenta antes de plantear un cambio así.

“Hay que considerar la falta de elite política regional a la hora de hacer saltos al vacío. El federalismo requiere de una elite política regional. Y en mi concepto, esta va a comenzar recién con la elección de gobernadores regionales” sostiene Egon Montecinos, quien añade que “la discusión sobre el Estado federal es profunda, pero hoy pareciera estar más como consigna que como propuesta concreta“.

Otra de las variables a la hora de evaluar la posibilidad de un Estado federal es la diversidad de nuestro país y la importancia de prevenir desbalances con aquellas regiones que son más productivas respecto a otras.

“Somos un país altamente diversificado con capacidades productivas y riquezas diferenciadas por territorio. Habría que revisarlo y conversarlo bien, porque se corre el riesgo de desolidarizar con los demás territorios.” señaló Vivanco.

Según Valenzuela, la prioridad debería ser avanzar hacia un modelo de autonomía, con solidaridad y con corresponsabilidad.

“Lo que tenemos que tener presente es que los federalismos latinoamericanos defectuosos, como el Mexicano y el Brasileño, lo son por su poco control social y poca solidaridad interregional”, advierte.

Y agrega: “El federalismo es factible porque el país es diverso. Pero hagamos un federalismo en serio. El federalismo europeo particularmente, de países grandes o pequeños, plurinacionales o de una nación, funciona bien en gran medida por su modelo de los gastos estatales”.

La oportunidad constitucional

Respecto del proceso constitucional que se avecina, Egon Montecinos señala que la nueva Constitución debería avanzar hacia un Estado regional descentralizado “donde el consejo regional tenga atribuciones cuasi legislativas para generar reglamentos que sean mucho más potentes”.

De acuerdo al experto, se debe “buscar más atribuciones en cuanto a coparticipación en la recaudación nacional y en el gasto subnacional”.

Según expone, lo primero que debería hacer esta Constitución es corregir el tema de los delegados presidenciales regionales, reduciendo sus atribuciones y “que queden a cargo de extranjería, de seguridad interior y de fiscalizar el buen funcionamiento de los servicios públicos”, precisa.

Por su parte, Neumann explica que “las constituciones por definición son herramientas normativas que de alguna manera tienen el objetivo de limitar, desconcentrar y atomizar el poder del Estado. Que el poder no esté concentrado en una sola persona o institución, sino que haya una arquitectura que descentralice el poder”.

“En ese sentido -complementa- la descentralización territorial es un elemento de la esencia de la discusión constituyente”.

En tanto Squella, asegura que “el poder político está muy mal distribuido en nuestro país y la nueva Constitución es una gran oportunidad para corregir ese defecto”.

“El centralismo ha traído grandes problemas de justicia social, de inequidad territorial y sobre todo de inoperancia en la resolución de los problemas sociales. Estos son resueltos con la miopía de las cinco cuadras al rededor de La Moneda, en base a una realidad que no representa en ningún caso la diversidad de los territorios en Chile”, sentencia Alejandra Vivanco.