El viaje del papa Francisco a Irlanda fue complejo y debió abordar en varias ocasiones el tema que hoy es el que predomina en la Iglesia Católica: el abuso sexual a menores.

Pero el mayor golpe fue la acusación del exnuncio apostólico en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò, quien además ocupó un alto cargo en el Vaticano en la época de Benedicto XVI, representante del ala más conservadora de la institución.

El otrora embajador de la Santa Sede en suelo norteamericano lo acusó de encubrir los abusos sexuales del cardenal Theodore McCarrick, quien había sido sancionado por el anterior pontífice.

Pregunta obligada en la rueda de prensa que realizó en el avión rumbo a Roma, donde aseguró que no dirá ninguna palabra la respecto.

Acusaciones que no sorprenden, según Helmut Kramer, una de las víctimas de abuso sexual en nuestro país, quien recordó que en Argentina, Jorge Mario Bergoglio ya era apuntado como encubridor.

Además, dijo que como jefe de un Estado, el Papa debería aclarar esta situación.

Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Fernando Karadima, quien tuvo la oportunidad de reunirse con el Papa a propósito de los casos chilenos, consideró que esta es una pelea interna del Vaticano por el poder.

En línea con lo anterior, aseveró que, más allá de eso, es importante que el Papa actúe rápido sacando a los obispos que en Chile son apuntados como encubridores de abusos sexuales.

Paralelamente, Radio Bío Bío dio a conocer una querella interpuesta por el vicario judicial, Jaime Ortiz de Lazcano, en contra del grupo Semper Veritas.

En junio y julio, la agrupación envió correos electrónicos cuestionando la idoneidad moral y eclesiástica del aludido.

La acción legal fue ingresada al Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago por los delitos de asociación ilícita, usurpación de nombre, amenazas y ultraje a un ministro de culto.