El superciclón Yasa llegó el jueves a la segunda isla más grande de Fiyi, donde arrancó techos y provocó inundaciones y súbitos deslizamientos de tierra.

Desde hace varios días, las autoridades advirtieron del potencial destructivo de esta tormenta de categoría 5, la más alta. Los servicios meteorológicos de Fiyi anunciaron que finalmente tocó tierra el jueves por la noche en la isla de Vanua Levu, con ráfagas de hasta 345 km/h.

El ciclón, uno de los más fuertes jamás registrados en el Pacífico Sur, podría generar olas gigantes de hasta diez metros.

La primera zona afectada por Yasa, que se espera que abandone el país el viernes, fue la provincia de Bau, poco poblada.

No hubo informes oficiales inmediatos de bajas o daños pero las imágenes publicadas en redes sociales mostraban techos de hierro ondulado arrancados de las casas y pueblos inundados.

El primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, había advertido que el ciclón era de tal magnitud que todo el archipiélago sentiría sus efectos.

Los daños podrían ser aún más graves que los causados en 2016 por el ciclón Winston, que mató a 44 personas.

“Más de 850.000 fiyianos se encuentran en la trayectoria del ciclón, más del 95% de la población”, dijo.

Calentamiento global

“En todo Fiyi se espera que las lluvias se intensifiquen y que los vientos se vuelvan más destructivos”, dijo el primer ministro.

“En las llanuras, se teme que se produzcan inundaciones repentinas e inundaciones costeras, y olas que podrían alcanzar los diez metros”, añadió.

Comprometido desde hace tiempo en la lucha contra el calentamiento global, el primer ministro culpó de nuevo al aumento de las temperaturas por estos poderosos ciclones, que solían ser mucho menos frecuentes.

“El mundo se está calentando, y estas tormentas lo están empeorando”, lamentó. “Todos debemos tomarnos en serio estos desastres provocados por el clima”.

Refugios desesperados

Las autoridades establecieron centros de acogida y pidieron a las personas que viven en la costa que se trasladen a tierras más altas.

Muchas casas en Fiyi están hechas de madera o acero corrugado, materiales que las hacen particularmente vulnerables a las tormentas. Por eso se pidió a la población buscar refugio en escuelas, iglesias o incluso contenedores.

Las escuelas fueron cerradas y el transporte público quedó suspendido.

En Suva, la capital, las calles estaban desiertas el jueves por la mañana mientras esperaban la llegada del ciclón. “Es como un pueblo fantasma”, dijo un empleado a la Agence France-Presse. “Ahora está tranquilo, pero da miedo porque sabemos que viene”.

La agencia meteorológica Weatherwatch, con sede en Nueva Zelanda, informó que el Yasa era uno de los ciclones más fuertes del Pacífico Sur, con una extensión de más de 300 km de ancho.

Se prevé que su impacto sea más fuerte que el del huracán Harold, también de categoría 5, que en abril llegó a las Islas Salomón, Vanuatu, Fiyi y Tonga.