Israel demolió esta semana las casas de dos jóvenes palestinos sospechosos de llevar a cabo un mortal ataque con un hacha que mató a menos a 3 personas a inicio de este año.

El ejército israelí demolió las casas de dos jóvenes palestinos en Cisjordania sospechosos de llevar a cabo un ataque con un hacha que mató a tres personas en mayo.

Los buldóceres derribaron las viviendas familiares de Asad Yusef al Rifai, de 19 años, y Subhi Imad bu Shukair, de 20, en el pueblo de Rumanah, cerca de Yenín, en el norte de Cisjordania ocupada, afirmó el ejército israelí.

Ambos hombres se encuentran a la espera de juicio después de una serie de apuñalamientos en la ciudad judía de Elad, principalmente ultraortodoxa.

Israel lanzó una persecución con medios masivos tras el ataque y acabó encontrando a los dos sospechosos escondidos entre arbustos en Israel.

“Esta noche, el ejército israelí destruyó las viviendas de los terroristas que llevaron a cabo el ataque en Elad, en el que Boaz Gul, Oren Ben Yiftach y Yonatan Habakkuk fueron asesinados y otros, heridos”, indicó el ejército en un comunicado.

Kamal Abu al Rub, vicegobernador de Yenín, dijo a la AFP que por la noche entraron en el pueblo más de 50 vehículos militares. “Cortaron la electricidad de la zona y siguieron atacando las dos casas hasta el lunes por la mañana”, señaló.

Acciones del ejercito israelí en Cisjordania

Las familias de los dos hombres habían perdido los recursos presentados ante la Corte Suprema de Israel para evitar las demoliciones.

Estos derribos se produjeron pocas horas después de que entrara en vigor un alto el fuego entre Israel y los militantes de la Yihad Islámica en la Franja de Gaza, tras tres días de violencia en los que murieron 44 palestinos.

Israel derriba de manera habitual las casas de los palestinos acusados de llevar a cabo ataques.

Argumenta que tales medidas sirven como elemento disuasorio, pero los grupos de derechos humanos las califican de castigo colectivo.

Israel ocupa Cisjordania desde la Guerra de los Seis Días de 1967. Alrededor de 475.000 colonos judíos viven actualmente en Cisjordania en comunidades consideradas ilegales por la mayoría de la comunidad internacional, junto con unos 2,8 millones de palestinos.