Los principales movimientos palestinos, Hamás y el Fatah, prometieron este martes respetar los resultados de las próximas elecciones, las primeras en 15 años, que buscan legitimar aún más su voz ante la nueva administración estadounidense.

Tras numerosos aplazamientos y rumores, el presidente palestino, Mahmud Abas, firmó el 15 de enero, días antes de la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, un decreto sobre la celebración de comicios legislativos en mayo y de presidenciales en julio.

Tras el decreto, las diferentes facciones palestinas viajaron a El Cairo para mantener conversaciones cruciales sobre las modalidades de celebración de estas elecciones, las primeras en los Territorios Palestinos desde 2006.

Según un comunicado conjunto, las facciones palestinas, entre ellas Hamás y el Fatah, acordaron “respetar las fechas de las elecciones” anunciadas por Abas y “aceptar sus resultados”.

La última presidencial remonta a la victoria de Abas en 2005, seguida un año después de las legislativas en las que se impusieron sus rivales de Hamás.

Estos comicios precedieron a los sangrientos enfrentamientos entre ambos. Desde 2007, el islamista Hamás se hizo fuerte en la Franja de Gaza, mientras que el Fatah controla Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967.

En una conversación telefónica el martes por la noche, el jefe de Hamás, Ismael Haniyeh, agradeció a Mahmud Abas su apoyo a las discusiones de El Cairo y dijo esperar el “éxito” de los comicios y el “fin de las divisiones”, según la agencia oficial Wafa.

“Tribunal electoral”

Los analistas ven en la celebración de estos comicios una manera de que los palestinos ganen legitimidad y hablen con una sola voz ante la comunidad internacional y, especialmente, a los Estados Unidos de Biden.

Abas rompió con Estados Unidos en 2017 después que el entonces mandatario Donald Trump reconociera Jerusalén como capital de Israel y luego de anunciara un plan de paz que preveía la anexión israelí de partes de Cisjordania.

Durante su mandato, Washington también maniobró para que Israel normalizara sus relaciones con varios países árabes, como Emiratos Árabes Unidos, una iniciativa criticada tanto por Hamás como por el Fatah.

Pero como los palestinos están divididos en dos administraciones, la de Hamás en el poder en Gaza y la de Abas en Cisjordania, ambos campos debían ponerse de acuerdo primero sobre los mecanismos de las elecciones.

Uno de los principales asuntos era la entidad jurídica que debía validar los resultados en caso de diferendos. Las facciones acordaron el principio de un “tribunal electoral” de consenso para supervisar el proceso y los resultados.

¿Jerusalén?

Las facciones acordaron además celebrar las elecciones en Cisjordania, donde viven 2,8 millones de palestinos, y en la Franja de Gaza, paupérrimo enclave de dos millones de habitantes bajo bloqueo israelí, pero también en Jerusalén Este.

En el pasado, Abas declaró que las elecciones no podían tener lugar si no votaban los 300.000 palestinos residentes en este sector de la Ciudad Santa anexionado por Israel.

Los palestinos pidieron así a la Unión Europea (UE) que presionara a Israel para que permitiera votar en Jerusalén Este.

En la Franja de Gaza y en Cisjordania, “sólo la policía palestina” y ningún otro movimiento armado podrá proteger los colegios electorales, precisa el comunicado.

La capital de Egipto debe acoger nuevas discusiones en marzo para perfilar el acuerdo. El Fatah ya ha anunciado que comenzará a trabajar en sus listas electorales de cara a los comicios.

Las facciones palestinas prometieron “garantizar la igualdad de oportunidades” de “todas las listas electorales” en los comicios que deben ser, si se celebran, los primeros para cientos de miles de jóvenes palestinos.

La Yihad Islámica, un movimiento islamista armado con apoyo tanto en Gaza como en Cisjordania, celebró en un comunicado el acuerdo, pero anunció que no participará en las próximas elecciones.