Bielorrusia denunció este martes las “destructivas” sanciones adoptadas por países occidentales, que “rozan la declaración de guerra económica”, y que fueron ordenadas después de que Minsk desviara un avión comercial para detener a un periodista crítico, en mayo.

“Hemos reiterado que las sanciones perjudican a los intereses de los ciudadanos, que son contraproducentes y agresivas. No obstante, estas acciones destructivas deliberadas continúan”, señaló el Ministerio bielorruso de Relaciones Exteriores en un comunicado.

Denunciando “acciones hostiles” y “presiones sobre un Estado soberano”, el ministerio ironizó sobre las declaraciones de las potencias occidentales. “Se parecen a una parodia de la lógica y del sentido común”, indicó.

Para el gobierno bielorruso, estas nuevas sanciones “rozan la declaración de guerra económica”.

El lunes, la Unión Europea (UE), Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá decidieron sancionar a decenas de individuos y empresas relacionadas con el Ejecutivo bielorruso.

En total, se añadió 78 nombres y 8 entidades a los responsables por la represión de la oposición y el desvío de un vuelo operado por Ryanair. Esto último, con el fin de detener a dos de sus pasajeros, el periodista Roman Protasévich y su compañera, Sofia Sapega, de nacionalidad rusa.

Entre los sancionados figuran los ministros de Transporte y de Defensa, el comandante de la fuerza aérea y uno de los hijos del presidente bielorruso Alexander Lukashenko. Además, la UE también congeló los bienes de siete empresas dirigidas por familiares del mandatario.

La UE ya había sancionado a 88 miembros del poder, incluidos el presidente bielorruso y su hijo, Viktor.