En un esfuerzo por superar sus divisiones internas sobre el Brexit, el opositor Partido Laborista británico votó este lunes en su congreso anual por la estrategia de neutralidad marcada por su líder, Jeremy Corbyn quien, contra las expectativas, salió así reforzado.

Reunidos en Brighton, en el sur de Inglaterra, los militantes de base votaron en un ambiente de caos tres mociones divergentes sobre el Brexit, presentadas la víspera ante la incapacidad de acordar una propuesta unitaria.

Una de ellas, defendida por varias secciones regionales, afirmaba que el laborismo debía “reflejar el punto de vista abrumador de sus miembros y votantes que quieren permanecer en la UE”. “Por lo tanto, el Partido Laborista hará una enérgica campaña a favor de una consulta popular y de permanecer en la UE en dicho referéndum”.

Otra, apoyada por la dirección del partido, proponía dejar la toma de algún tipo de decisión para después de unas inciertas elecciones anticipadas que, de momento, aún se están por convocar, “a través de una conferencia especial de un día, tras la elección de un gobierno laborista”.

La última, defendida por los grandes sindicatos, prometía un segundo referéndum “sobre un trato acordado con la UE que permita decidir a la gente entre una opción creíble de salida y la permanencia” en el bloque
. No obstante, como ya defendió Corbyn en los últimos días, el Partido Laborista no haría campaña por ninguna de esas opciones, manteniéndose neutral.

Contradiciendo a quienes vaticinaban que Corbyn sería desautorizado por las bases y presionado para que tomase posición, se impuso la opción de la neutralidad.

La votación estuvo sin embargo marcada por una disputa sobre su modo de realización: muchos militantes pedían que se hiciese con papeletas pero finalmente se impuso la opción de la mano alzada dejando patentes las tensiones internas.