El Departamento de Defensa de EE.UU. se plantea controles más estrictos tras el reciente escándalo de filtración de documentos.

El Pentágono anunció este miércoles nuevas medidas para reforzar el control sobre el acceso a su información de inteligencia, en respuesta a la filtración de documentos protagonizada el pasado abril por un joven de 21 años, Jack Teixeira, que pertenecía a un cuerpo militar en la reserva de los Estados Unidos.

La revisión efectuada tras lo sucedido determinó que aunque “la gran mayoría” del personal del Departamento de Defensa con acceso a ese tipo de información cumple con las políticas y procedimientos de seguridad establecidos, hay áreas donde se puede mejorar la seguridad y la rendición de cuentas.

Con base en esas conclusiones, según el documento publicado este miércoles, Defensa actuará a corto y mediano plazo para reforzar las políticas, prácticas existentes y su cumplimiento.

En ese sentido, el Departamento dijo ser consciente de la necesidad de alcanzar un equilibrio entre la seguridad y el hecho de que “la información adecuada llegue a la gente pertinente en el momento justo”.

“Una cultura de confianza y de rendición de cuentas”

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, admitió en las conclusiones facilitadas por el Pentágono que su Departamento se apoya en “una cultura de confianza y de rendición de cuentas” de aquellos que tienen acceso a información clasificada de seguridad nacional (CNSI, por sus siglas en inglés).

Teixeira, detenido el 13 de abril y acusado de transmisión de información de defensa nacional y extracción de información clasificada, accedió a los documentos en la base de la Guardia Nacional donde trabajaba, se los llevó a su casa y los colgó en Discord, una plataforma popular entre aficionados a los videojuegos.

Posteriormente, esos documentos se difundieron por otras redes sociales, como Telegram, y acabaron en las portadas de grandes diarios de todo el mundo con información relacionada con la guerra en Ucrania y daba detalles sobre los planes de Estados Unidos y la OTAN para reforzar la ofensiva ucraniana.

Además, apuntaba a que EE.UU. podría haber estado espiando a algunos de sus aliados más cercanos, como la propia Ucrania, Corea del Sur e Israel.