Nunca sucedió algo así en Iowa. Apenas tres días antes de la primera votación de las primarias por la nominación presidencial demócrata en Estados Unidos, tres de los favoritos están ausentes, contra su voluntad. Mientras sus dos grandes rivales intentan este viernes, en el terreno, hacer la diferencia en una carrera muy cerrada.

La ironía es que es el histórico juicio de destitución contra el mandatario Donald Trump lo que retiene en Washington a tres importantes candidatos, todos senadores, que sueñan con desafiar al republicano en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre: los progresistas Bernie Sanders y Elizabeth Warren, y la centrista Amy Klobuchar.

Mientras tanto, el exvicepresidente Joe Biden y el exalcalde Pete Buttigieg, representantes del ala moderada del partido, multiplican sus encuentros con los votantes por todo Iowa, un estado rural escasamente poblado con campos cubiertos de nieve a finales de enero.

Un suspenso total se cierne sobre este final de campaña electoral, con los cuatro favoritos bastante cerca en las encuestas: Sanders a la cabeza, seguido de Biden, Buttigieg y Warren.

Para sumar a la incertidumbre, casi uno de cada dos votantes demócratas en Iowa dijo que todavía estaba indeciso esta semana antes del “caucus”, un sistema de votación atípico del que los habitantes están orgullosos.

Un candidato menos

El lunes próximo, por la noche, más de 600.000 habitantes afiliados al Partido Demócrata están invitados a presentarse en alguna de las aproximadamente 1.700 salas (de escuelas, teatros antiguos, iglesias…) para expresar públicamente su elección, agrupándose bajo la bandera de un candidato.

Una cosa los une, según el presidente del Partido Demócrata de Iowa, Troy Price: “Muchos quieren asegurarse de derrotar a Donald Trump”.

Pero con todavía once candidatos en liza, tras el abandono de John Delaney en la mañana del viernes (0,5% de apoyo en las encuestas nacionales), “hay muchas opciones muy buenas”, lo que explica la gran indecisión, afirma Price a la AFP.

Esta incertidumbre “durará hasta el lunes”, augura.

En Iowa, la política es un asunto serio. Primer estado en votar, ocupa un lugar decisivo en el calendario electoral, aunque con un poco más de tres millones de habitantes representa solo el 1% de la población estadounidense.

Aquí, es normal que un gran candidato presidencial pase una hora conversando con cuarenta personas en una cafetería. Esto hace que la desventaja de los senadores atrapados en Washington al final de la campaña sea aún más grave.

Biden, ex mano derecha de Barack Obama, de 77 años, planea reunirse con los residentes de Burlington en una iglesia metodista en esta pequeña ciudad a orillas del río Mississippi, y luego seguir con otros dos encuentros.

Buttigieg, de 38 años, viajará distancias más largas para cuatro reuniones, que se centran en parte en los indecisos y las regiones que votaron por Trump en 2016.

Joe Biden/ Agencia France Presse
Joe Biden/ Agencia France Presse

“Galvanizar, no dividir”

El objetivo de ambos es presentarse como el candidato más capaz de unir al país, después de cuatro años de amargas divisiones.

A medida que se acerca la votación, los candidatos se atreven a atacar más directamente. Sin dejar de ser cautelosos en este estado conocido por su cortesía y, sobre todo, sin ofender a votantes que podrían ser captados por otro candidato si su primera opción queda por el camino.

Exsoldado y primer candidato gay con posibilidades de ganar la nominación, Buttigieg destaca su juventud para presentarse como una audaz esperanza de futuro contra Biden, quien, lamenta, “dice que no es momento de tomar riesgos”. En cuanto a Sanders, dividiría demasiado, insinúa.

“Debemos galvanizar, no dividir”, destacó en sus discursos.

Biden, en tanto, se presenta como el mejor baluarte contra Trump, quien para él representa una “amenaza” para Estados Unidos.

Y es él quien, a nivel nacional, ocupa el primer lugar en las encuestas, delante de Sanders y Warren. El multimillonario Michael Bloomberg, cuarto, no compite en Iowa.

Enfrente, Trump promete una victoria abrumadora.

El jueves, en la capital de Iowa, Des Moines, el mandatario proclamó ante una multitud entusiasta: “¡En noviembre, venceremos a los demócratas socialistas radicales!”.