Donald Trump es el 45º presidente de los Estados Unidos y, con la votación de ayer en el Congreso, el cuarto mandatario en ser enviado al tan temido Impeachment o juicio político en busca de su destitución. Aunque, uno de este “selecto” grupo decidió renunciar antes del proceso.

Los demócratas en la Cámara Baja lograron más del 51% necesario. El Impeachment fue aprobado y tendrá lugar en enero del 2020.

El primer artículo votado “abuso de poder”.

229 demócratas votaron a favor, los 197 republicanos en contra y solo uno de los dos independientes dio su aval. Se necesitaban 216 votos para impulsar el Impeachment por la acusación antes mencionada.

El segundo artículo votado “obstrucción al Congreso”.

229 demócratas votaron a favor, se sumo el aval de un independiente y los republicanos se mantuvieron fieles al mandatario, votando los 197 senadores, en contra.

La polarización que despierta el tema en los estadounidenses no solo es bipartidista. También hubo ciudadanos divididos expresando su opinión en la jornada maratónica en la que los debates rugieron en el Capitolio.

Alex Edelman / AFP
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Pilatos y Jesús, entre las furiosas frases de la jornada

No fue una sorpresa que el tema político del momento despertara pasiones y frases para enmarcar desde Washington, con resonancia al resto de Estados y por qué no, fuera de territorio estadounidense.

Entre las que podemos destacar, figura la que denota la justificación de la líder de los demócratas en el Congreso, Nancy Pelosi.

Durante su intervención en la previa a la votación de los artículos contra Trump (“abuso de poder” y “obstrucción al trabajo del Congreso”), la figura encargada de impulsar la investigación en la bancada opositora, aseguró que el mandatario prácticamente se lo buscó.

“Él no nos dejó otra opción. Es una amenaza continua para la seguridad nacional”, sentenció Pelosi.

Hablando de frases que marcaron el debate, a su turno de hacer sus descargos, el congresista republicano Barry Loudermilk, hacía referencia a un pasaje bíblico, según la Agencia France-Presse, asegurando que “hasta Poncio Pilatos le otorgó más derechos a Jesús en el proceso en su contra”.

Representando al ala más izquierdista del partido Demócrata, Rashida Tlaib, congresista de origen palestino, habló de lo que considera la actividad criminal del presidente estadounidense.

“Mirar hacia otro lado cuando el presidente cometió crímenes contra nuestra nación no es una opción”, aseguró al momento de intervenir.

Los republicanos hicieron una resistencia verbal, tal como se esperaba a horas de la jornada.

Gregory Murphy, republicano por Carolina del Norte, afirmó: “Hay individuos que odian al presidente más de lo que aman al país”.

Lo anterior concuerda con una de las intervenciones tuiteras del presidente Trump, momentos antes de que el debate se volviera de los más acalorados en el Congreso.

Agencia France-Presse
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El mandatario aseguró “No hice nada malo”. Varios tuiteos después, se refirió en términos más duros a la oposición.

“Qué mentiras más atroces dice la izquierda radical, demócratas inútiles. ¡Esto es un ataque a EEUU y un ataque al partido Republicano!”.

Los seguidores de Trump lo acompañaron en algunas ciudades, fustigando el proceso de los demócratas.

“Creo que con estas investigaciones para un juicio político y con todos los demócratas que van contra Trump, es importante que nosotros salgamos y apoyemos a nuestro presidente”, aseguraba una joven residente de Michigan, identificada como Cecilia Bleeker.

Otros, permanecieron por horas afuera del Capitolio, en apoyo a la iniciativa opositora que llevó a juicio al mandatario.

“Nuestro presidente es un criminal”, dijo Susanna Kanner, una productora de documentales de 37 años.

Sarah Silbiger/Agencia France-Presse
Sarah Silbiger/Agencia France-Presse

En otras ciudades como Nueva York, Boston, Nueva Orleans y Los Ángeles, también algunos residentes salían a las calles para mostrar su apoyo al proceso.

Lo que se viene para Trump

El presidente de Estados Unidos decidió participar en un mitin con sus simpatizantes en Michigan y partió hacia esa ciudad aún cuando no concluía el proceso en la Cámara Baja.

Pareció buscar el respaldo de sus incondicionales, previendo lo que se venía encima. Los aplausos, los vítores y las palabras de aliento de sus seguidores lo estaban sacando de una jornada complicada, aún para el polémico y por lo general desafiante Donald Trump.

El juicio contra el jefe de Estado se llevará a cabo cuando las vacaciones de fin de año lleguen a su fin (enero próximo).

La fecha marcará el inicio de un escenario complicado contra Trump. En el Senado, presididos por el presidente de la Corte Suprema, los 53 representantes republicanos, los 45 demócratas y dos independientes actuarán como un enorme jurado y repasarán las evidencias pero también los descargos de la defensa y de los que se han “querellado” contra el jefe de Estado.

Lo acusan de presionar al presidente ucraniano Volodimir Zelenski, por medio de llamadas o de su abogado, el exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, para que éste ordenara una investigación contra su eventual rival en las urnas, Joe Biden.

Se supone que la presunta carta republicana para competir en las próximas elecciones contra Trump, habría presionado a Kiev para expulsar a un fiscal que investigaba a su hijo, Hunter Biden, señalado de llevar negocios irregulares y recibir pagos ilícitos de una gasera ucraniana para la que trabajaba.

Con todo y señalamientos, los demócratas consiguieron volcar la atención de la opinión pública a la conducta de Trump y no a los señalamientos contra los Biden.

No obstante, la oposición tiene un camino cuesta arriba, ya que cuando inicie el proceso, cuyos debates serán privados y el veredicto público, a la hora de la votación la aritmética no sería tan favorable como en la Cámara Baja, dominada por demócratas.

Para destituir a Trump, los demócratas necesitan 67 votos, con sus 45 senadores y dos independientes, solo cuentan con 47, es decir, deben convencer a 20 republicanos para lograr su cometido.

El líder de la mayoría republicana, Mitch McConnellm, dijo a la prensa hace unos días que “no hay probabilidades de que eso ocurra”.

Su figura no ha pasado desapercibida en el proceso.

Alex Edelman / AFP
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Johnson, Clinton y Trump: los presidentes con Impeachment

Corría 1868. La presidencia del demócrata Andrew Johnson estaba en su etapa final. Tenía visiones encontradas con el legislativo a la hora de reconstruir los Estados del Sur, en conflicto con los Estados Confederados que impulsaban la esclavitud.

La guerra civil estadounidense, o guerra de secesión, había concluido, pero Johnson destituyó a su secretario de Guerra, Edwin Stanton.

Fue entonces que congresistas aprobaron 11 artículos y lo envió a juicio al Senado. Varias semanas después, se salvó por un voto de ser destituido como el 17º presidente de EEUU.

Otro demócrata que enfrentó el juicio político fue Bill Clinton. Durante su presidencia, el amorío que sostuvo con la expasante Monica Lewinsky lo llevó a mentir bajo juramento, asegurando no haber sostenido ninguna relación extramarital contra la joven a quien doblaba en edad.

Pero ella reveló tiempo después que existió tal relación y Clinton vio cómo el Congreso votó dos artículos sobre perjurio, un tercero sobre obstrucción de la justicia y un cuarto sobre abuso de poder.

En febrero de 1999, el Senado llevó a cabo el Impeachment contra el entonces mandatario.

Los 45 senadores demócratas cerraron filas contra los 55 republicanos para bloquear una votación de dos tercios para su condena y Clinton fue absuelto. Solo 45 representantes votaron en su contra por el cargo de perjurio, mientras que 50 lo hicieron por el de obstrucción, en ambos casos se necesitaban 67 votos para condenarlo.

A la fecha, ningun presidente sometido al Impeachment, ha sido destituido.

Agencia France-Presse
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Muchos medios a nivel internacional relacionan al expresidente Richard Nixon con el término “Impeachment”, tras el escándalo en el caso de espionaje Watergate durante su mandato.

No obstante, la diferencia con los otros expresidentes estadounidenses radica en que Nixon renunció a la presidencia poco después de que el Congreso elevara su caso a la etapa de juicio en el Senado.

El exmandatario presentó su dimisión el 9 de agosto de 1974, a solo 5 meses de que los congresistas decidieran presentar 3 cargos en su contra, entre estos: obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso.

El caso de Donald Trump reviste importancia por ser integrante de la lista de presidentes sometidos a este proceso permitido por la Constitución de Estados Unidos.

Se trata de un juicio más de tipo político y moral que penal, generando desgaste en quienes deben enfrentarlo, pero también sobre los que alistan la caballería en contra de un objetivo a destituir. Después de todo, es la aritmética la que manda, más allá de cualquier anhelo o esfuerzo partidista.