Kassym Jomart Tokayev dijo que los llamados a negociar eran “una estupidez” y aseguró que el país está bajo el ataque de 20.000 hombres armados y bien entrenados a los que urge "eliminar".

El presidente de Kazajistán, Kassym Jomart Tokayev, anunció este viernes que autorizaba a las fuerzas del orden a abrir fuego “sin aviso previo” contra los manifestantes que han ocasionado graves disturbios los últimos días, a los que calificó de “bandidos”, si ofrecen resistencia a las autoridades.

El dirigente justificó la medida con el fin de poner fin a las protestas que sacuden el país. El mayor país de Asia central ha sido escenario de una revuelta que estalló el domingo en las provincias, tras una subida del precio del gas, y se extendió a otras ciudades, y sobre todo a Almaty, la capital económica, donde las manifestaciones se convirtieron en violentos y caóticos disturbios.

“Di la orden a los órganos de la policía y el Ejército de disparar a matar sin previo aviso”, dijo Tokayev, en un discurso difundido por televisión, añadiendo que los “terroristas siguen dañando los bienes del Estado y usando armas contra los ciudadanos”.

A su juicio Almaty fue atacada por unos 20.000 hombres “tanto locales como extranjeros”, entrenados y con “un plan claro”.

“Desde el exterior se han hecho llamados a negociar una solución pacífica al problema. Una estupidez. ¿Qué tipo de negociaciones puede haber con criminales, con asesinos? Estamos lidiando con bandidos armados y entrenados que deben ser destruidos. Lo haremos en breve”, aseguró el mandatario, que hace una semana enfrenta una ola de protestas por el alza del precio de los combustibles, aunque también contra un régimen que gobierna con mano dura desde 1990.

Agradecimientos a Putin

Tokayev, que gobierna desde 2019 tras la renuncia de Nursultan Nazarbayev (quien sigue siendo el poder en las sombras y lideró el país desde 1990), indicó que las fuerzas de paz enviadas por la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza militar liderada por Rusia e integrada por otras cinco exrepúblicas soviéticas, ya llegaron a Kazajistán y permanecerán en el país de manera temporal para ayudar a restablecer el orden.

“Los enemigos no se han rendido y siguen cometiendo crímenes o preparándolos. La lucha debe seguir hasta el final”, explicó.

También urgió a indagar cómo fue posible que el Estado no se percatara de la existencia de “células militantes dormidas” que preparaban “ataques terroristas”.

Tokayev agradeció a los líderes de China, Turquía y Uzbekistán, y especialmente a Vladimir Putin, por su asistencia en estos !difíciles momentos”.

“Orden restablecido”

Poco antes, el mandatario kazajo había declarado que el orden constitucional había sido “ampliamente restablecido en todas las regiones”.

Por su parte, el ministerio del Interior informó que 26 “criminales armados” murieron y 18 resultaron heridos en los disturbios. Y confirmó que todos los edificios administrativos fueron “liberados y puestos bajo mayor protección”, con 70 puntos de control instalados en el país, según un comunicado.

En Almaty, donde los disturbios fueron más violentos, “las fuerzas de seguridad y las fuerzas militares (…) garantizan el orden público, la protección de las infraestructuras estratégicas y la limpieza de las calles”, añadió.

Los disturbios, que causaron decenas de muertos y más de un millar de heridos según las autoridades, continuaron el jueves en Almaty, donde se oyeron disparos.

Hasta la fecha, 18 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto y 748 quedaron heridos. Unas 3.000 personas fueron detenidas, según las últimas cifras de la televisión.

En los disturbios fueron saqueados locales de varias cadenas de televisión, e incendiadas la alcaldía de Almaty y la residencia presidencial, cuya fachada estaba ennegrecida por las llamas.

La intensidad y el carácter súbito de estos disturbios han causado impacto en Kazajistán, país de 19 millones de habitantes, rico en recursos naturales y reputado por su gobierno tan estable como autoritario.

Las autoridades intentaron inicialmente calmar a los manifestantes, sin éxito, al conceder una baja del precio del gas, destituyendo al gobierno e instaurando un estado de emergencia y un toque de queda nocturno en todo el país.

“Pacífico”

“Al principio todo fue pacífico, pero luego las voces pacíficas fueron suplantadas por los llamados a la violencia de los provocadores”, opinó el viernes el responsable de la administración presidencial, Dauren Abayev, citado por la agencia Ria Novosti.

Según él, la muchedumbre “estaba dirigida por bandidos y terroristas armados”, y los primeros se libraban a saqueos y los segundos “a ataques” para hacerse con armas de fuego.

Al margen del alza de precios, la cólera de los manifestantes estaba dirigida contra el expresidente Nursultán Nazarbáyev, de 81 años, que dirigió el país de forma autocrática desde 1989 a 2019, y conserva una gran influencia. Es además considerado el mentor del actual presidente.

La ONU instó el jueves a todas las partes en Kazajistán a “abstenerse de cualquier violencia”, y Estados Unidos pidió una “solución pacífica”.

Washington también advirtió el jueves a las tropas rusas desplegadas en Kazajistán que no intenten tomar el control de las instituciones de la antigua república soviética, asegurando que el mundo estará atento ante posibles violaciones de derechos humanos.