Las autoridades de la ciudad costera de Atami, en el centro de Japón, intentan este martes establecer el balance de víctimas del enorme deslizamiento de tierra provocado por lluvias torrenciales que arrasó decenas de casas y dejó al menos siete muertos.

La esperanza de encontrar supervivientes se reduce a medida que pasa el tiempo y el lapso de 72 horas tras la catástrofe -en el que según los expertos aún se puede encontrar personas con vida- llegó a su fin el martes por la mañana.

El balance oficial por ahora es de siete muertos, aunque las autoridades enfrentan dificultades para ubicar a algunas personas porque muchas de las casas son usadas como residencias secundarias, según la prensa local.

Según la televisión pública NHK, la lista de habitantes que podrían haber estado en el camino del desprendimiento de tierra incluye a 27 personas, constató Japan Times, cuyos nombres fueron difundidos por la prensa con la esperanza de que den noticias sobre ellos.

“Haremos todo lo que podamos (…) y rezar para que logremos encontrar a todas las personas que sea posible”, declaró el alcalde de Atami, Sakae Saito.

Las autoridades anunciaron el lunes que una de las víctimas identificadas era Chiyose Suzuki, de 82 años, quien falleció en el hospital al que le habían trasladado los rescatistas.

Su hijo mayor, Hitoshi, de 56 años, declaró a la agencia Kyodo que lamentaba no haber podido llevar a su madre, que tenía dificultades para caminar, cuando la policía les ordenó evacuar. “Tendría que haber regresado y haberla sacado de ahí yo mismo”, dijo.

130 edificios destruidos o dañados

El deslizamiento ocurrió el sábado después de varios días de lluvias fuertes en Atami, un balneario bordeado por montañas, y sus alrededores.

Tres días después de la catástrofe, Atami presentaba un espectáculo de desolación, con casas derruidas, vehículos volcados y calles intransitables.

Alrededor de 130 edificios quedaron destruidos o dañados cuando el desprendimiento de tierras arrasó una zona residencial de la ciudad.

Imágenes filmadas por helicópteros mostraban un río de lodo y rocas de unos dos kilómetros de largo que descendía hasta el mar.

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Unos 1.100 socorristas retomaron las búsquedas la mañana del martes, intentando abrirse camino entre los escombros cubiertos de barro.

Atami, situada en la ladera de una montaña, a unos 90 km al suroeste de Tokio, recibió 313 mm de lluvia en 48 horas el viernes y el sábado, en comparación con la media de precipitaciones de 242 mm en julio de los últimos años.

Gran parte de Japón se encuentra actualmente en plena temporada de lluvias, que suele provocar inundaciones y deslizamientos de tierra.

Según los científicos, el fenómeno se ve agravado por el cambio climático, ya que una atmósfera más cálida retiene más agua y aumenta el riesgo y la intensidad de las precipitaciones.

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