El magnate de la prensa Jimmy Lai, una de las principales figuras del movimiento prodemocracia de Hong Kong, fue detenido este lunes en la excolonia británica en virtud de la nueva ley de seguridad nacional, anunciaron un allegado suyo y una fuente policial.

“Lo detuvieron en su casa hacia las 07H00 [00H00 GMT]. Nuestros abogados van de camino a comisaría”, declaró a la AFP Mark Simon, colaborador de Jimmy Lai. Además, agregó que otros miembros del grupo de prensa que dirige Lai también fueron arrestados.

Un poco antes, Simon había anunciado en Twitter que se estaba produciendo la detención. “Jimmy Lai está siendo detenido en este momento por colusión con potencias extranjeras”.

Un responsable de la policía, que pidió el anonimato, declaró a la AFP que Lai había sido arrestado por colusión con fuerzas extranjeras, una de las nuevas prohibiciones recogidas en la ley de seguridad nacional, y por fraude.

Simon indicó en Twitter que la policía estaba registrando el domicilio de Lai y el de su hijo.

Jimmy Lai, de 72 años, es dueño de dos publicaciones abiertamente prodemocracia y críticas con el gobierno de Pekín, el diario Apple Daily y la revista Next Magazine.

Para muchos habitantes de Hong Kong, Jimmy Lai es un héroe, un directivo de la prensa combativo y el único magnate del territorio semiautónomo que se atreve a criticar a Pekín.

Pero en los medios oficiales chinos, se lo denuncia como un “traidor”, un inspirador de las concurridas manifestaciones prodemocracia que tuvieron lugar en Hong Kong y se le señala como el jefe de un grupo de personalidades acusadas de conspirar con naciones extranjeras para perjudicar a China.

A mediados de junio, dos semanas antes de que se impusiera la nueva ley sobre seguridad nacional, Jimmy Lai declaró a la AFP que esperaba que lo detuvieran.

“Estoy preparado para ir a prisión”, dijo. “Si eso pasa, tendré la oportunidad de leer libros que todavía no he leído. Lo único que puedo mantenerme optimista”.

En aquel momento, comentó que la nueva ley “arrodillaría” a Hong Kong. “Reemplazará o destruirá nuestro estado de derecho y destruirá nuestro estatuto financiero internacional”, apuntó.