El presunto jefe de una célula yihadista reconoció el jueves que decapitó a una de las dos turistas escandinavas asesinadas a mediados de diciembre en Marruecos en nombre del grupo del Estado islámico (EI), en la reanudación del juicio en Salé, cerca de Rabat.

“Decapité a una (…) lo lamento”, dijo Abdesamad Ejud, un vendedor ambulante de 25 años que está siendo juzgado junto con otros 23 sospechosos por el crimen cometido en la noche del 15 al 16 de diciembre en la región del Alto Atlas (sur).

“Uaziyad mató a la otra”, afirmó Ejud sobre otro acusado, Yunes Uaziyad, que también le cortó la cabeza a la chica. “Amábamos al EI y rezábamos a Dios por él”, añadió.

Las víctimas fueron Louisa Vesterager Jespersen, una estudiante danesa de 24 años, y su amiga Maren Ueland, noruega de 28 años.

En total, 24 hombres son juzgados por “apología del terrorismo”, “atentar a la vida de personas con premeditación” o “formación de banda terrorista”.

Aquellos que participaron activamente en el asesinato podrían ser condenados a muerte. Aunque todavía se imponen penas capitales en Marruecos, hay una moratoria de facto de las ejecuciones desde 1993.

Las dos mujeres, que vinieron a hacer montañismo al Alto Atlas (sur), fueron asesinadas salvajemente en un sitio aislado donde acampaban en la noche.

El jueves, los 24 acusados llegaron bajo fuertes medidas de seguridad a la corte de apelaciones de Salé para esta audiencia, la tercera desde la apertura a inicios de mayo de ese proceso, constató un periodista de la AFP.

El tribunal aceptó la petición de la parte civil de iniciar la “responsabilidad moral” del Estado con miras a obtener reparaciones. Por eso, un agente judicial del Estado es esperado para esta nueva audiencia.

Tres de los acusados son juzgados por su implicación directa en el crimen: Abdesamad Ejud (25 años), Yunes Uaziyad (27 años) y Rachid Afati (33 años), todos nativos de la región de Marrakech (sur). El primero, un comerciante ambulante considerado como jefe del grupo, ya había sido encarcelado por haber tratado de incorporarse al EI en Siria.

El trío filmó la decapitación de una de las víctimas y difundió las imágenes en las redes sociales.

Otro video publicado muestra su jura de lealtad al EI, al lado de un cuarto detenido, Abderrahim Jayali, de 33 años, quien los acompañó en el Alto Atlas, pero los abandonó antes del asesinato.

Otros acusados son procesados por sus lazos con los presuntos asesinos, entre ellos el único extranjero del grupo, el hispano-suizo de 25 años Kevin Zoller Guervos, instalado en Marruecos tras su conversión al islam.

Surgidos de medios modestos, con un nivel de escolaridad muy bajo, todos vivían de pequeños trabajos en barrios pobres de Marrakech, destino turístico clave del reino.

Su “célula terrorista”, inspirada por la ideología yihadista, no tenía “contacto” con mandos operativos en Siria e Irak, según los investigadores, y el EI nunca reivindicó sus actos.