A dos incómodos momentos se debió enfrentar la periodista Marianela Estrada durante su cobertura televisiva para Fiestas Patrias. En una oportunidad, un hombre la besó sin su consentimiento en frente de las cámaras, mientras otro la abrazó inapropiadamente.

Respecto a estas situaciones, la profesional dijo a Emol que “son situaciones muy desagradables que lamentablemente aún persisten a pesar de que nuestra sociedad ya ha avanzado algo en el respecto a las mujeres”.

“Que una persona esté haciendo su trabajo y vega alguien, que no conoce, a darle un beso sin su consentimiento no corresponde. Es tan grave como cuando a los periodistas les pegan o los insultan, la gente tiene que entender que estamos haciendo nuestro trabajo”, añadió en dicho sitio.

En tanto, su colega, Karina Álvarez, quien aparece en pantalla desde el estudio de Chilevisión -quien dijo “se puso cariñoso” ante el comportamiento del hombre-, aseguró al diario Las Últimas Noticias que expresó esto último para “advertir que podía pasar algo”.

“Me parece que el gesto sobrepasó el límite del espacio privado. Afortunadamente el canal reaccionó de manera rápida y la pudieron sacar del aire”, evaluó Álvarez.

“Esta persona está haciendo algo cobarde porque la periodista está haciendo un despacho al aire, algo que es complicado, sobre todo en lugares públicos. Es una situación desagradable que principalmente les pasa a las mujeres. Por muchas precauciones que una tome, estos tipos siempre se la arreglan para aprovecharse igual y lo logran”, dijo.

Hay que señalar que durante esta tarde CHV y CNN se refirieron a la situación a través de una declaración pública de Turner -empresa que ampara a ambos canales-.

“Desde el Centro de Noticias Turner deseamos expresar una enérgica condena a la agresión de acoso sufrida por nuestra compañera Marianela Estrada, mientras realizaba este jueves un despacho en vivo desde las fondas del Estadio Nacional”, indicaron.

Finalmente, este caso desató un debate en redes sociales, en donde -tras el nombre de la periodistas- evidenciaron la “normalización” de estos acosos a diario.