Una serie de documentos y correos electrónicos con información reservada revelaron que la empresa salmonera Nova Austral, de capitales noruegos y certificada por sus supuestos estándares sustentables, manipularon las estadísticas de mortalidad de sus salmones para ocultar cifras reales a Sernapesca, la autoridad encargada de la fiscalización.

De acuerdo a información publicada por El Mostrador, a raíz de esa decisión se generó una doble contabilidad -con cifras reales y falsas- para evitar las multas, mantener sus utilidades y su cartel de empresa “green”, más aún considerando que -de acuerdo a la propia compañía- los consumidores premian su comportamiento pagando entre un 10% y 20% adicional por sus productos.

“Vamos a tener presente el tema score de riesgo de los Centros. No podemos pasar del 15 %. Para eso debemos anotar menos mortalidad de la que sale. Al momento de la cosecha cuadramos con planta. Si mostramos mucho positivo pasamos a ser tramposos, hay que ir cuadrando desde ya”, advirtió el gerente de producción en Magallanes, Arturo Schofield, en un correo electrónico enviado el 22 de agosto 2016 a los jefes de área Rigoberto Garrido e Isaac Ollivet-Besson.

En particular, los cuestionamientos apuntan a su operación al interior del Parque Nacional Alberto de Agostini, en la región de Magallanes.

Hasta ahora, publicamente descataban en la producción sin antibióticos, la cual es condiserada más natural y sustentable.

Sin embargo, en la industria la irrupción de la Enfermedad Bacteriana del Riñón (BKD), una infección sistémica y crónica, originada por la bacteria Renibacterium salmoninarum, es uno de los principales dolores de cabeza a nivel sanitario, la cual habitualmente es combatida sin antibióticos.

Pero en Nova Austral decían que ellos no tenían ese problema gracias a “temperaturas de agua bajas y estables durante todo el año” y su tecnología de punta, que permite a sus salmones crecer sanos y fuertes. Así descartaban que este virus tuviera una incidencia significativa en las cifras de mortalidad de su compañía.

De este modo, quedó en entredicho su estrategia y su imagen, que había logrado alejarse de los cuestionamientos que se le hace al resto de la industria.

Sernapesca anuncia investigación

Ante dichos antecedentes, Marcela Lara, subdirectora de Acuicultura de Sernapesca admitió que la situación “es extremadamente grave, dado que es una práctica excepcional, ya no observada en la actualidad, que atenta contra la transparencia en el ámbito sanitario y ambiental, situación que el servicio ha comprometido durante mucho tiempo a promover junto a la industria, en pos de avanzar hacia una acuicultura sustentable”.

Por ello, anunciaron las “acciones legales que correspondan para sancionar a los responsables”.

Por su parte, Mauricio Ceballos, vocero del área de océanos de Greenpeace, acusó que las cifras de mortandad son claves para el negocio salmonero, ya que las empresas no pueden tener más de 15% de muertes de sus peces. Si pasan ese umbral, reciben sanciones y restricciones sobre el cultivo de peces”.

“La empresa no sólo ha obtenido beneficios fiscales superiores a los 80 millones de dólares en los últimos años, sino que ahora sabemos por correos internos que existe una política de engaño respecto de las cifras de mortandad en sus jaulas de la región de Magallanes”, remarcó.

Para Greenpeace hay dos grandes interrogantes que surgen tras leer el reportaje: primero la manera en que han engañado de manera sistemática a las autoridades y, muy importante en materia medioambiental, qué han hecho con los salmones muertos que no han declarado.

Además, la ONG advirtió que Nova Austral se encuentra en un procedimiento sancionatorio por parte de la Superintendencia de Medio Ambiente por incumpliimientos en los permisos ambientales que poseen para operar en el Parque Nacional Alberto de Agostini.