Cuando hablamos de planetas, generalmente nos remitimos a aquellos que componen nuestro Sistema Solar. Mientras algunos comparten características relativamente similares a la Tierra, hay otros que poseen algunas particularidades, como por ejemplo Saturno y sus anillos (los cuales, por cierto, se están perdiendo más rápido de lo que se creía).

Sin embargo, más allá de estos límites existen otros cuerpos que poseen una serie de características que los hacen distintivos. Uno de ellos es Osiris, un planeta que dentro de otras particularidades se caracteriza por tener nada menos que una “cola”, lo que le da una apariencia bastante inusual.

Tal como recoge la NASA, es un planeta extrasolar que orbita la estrella de tipo solar HD 209458 en la constelación de Pegaso, a 150 años luz de nuestro Sistema Solar.

Y aunque sus descubridores lo bautizaron como “Osiris”, lo cierto es que su nombre aún no es aprobado por la Unión Astronómica Internacional (IAU). Por ahora se le conoce como HD 209458 b.

Debido a que el radio de su órbita es de apenas 7 millones de kilómetros (0,047 unidades astronómicas), su periodo de rotación anual es de 3,5 días terrestres. En tanto, tiene una masa de 220 veces la masa terrestre (0,7 la masa de Júpiter).

NASA
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Es importante recordar que la unidad astronómica es una unidad de longitud equivalente a la distancia media entre la Tierra y el Sol (149,6 millones de km).

En cuanto a su extenso “velo”, se cree que es provocado por la pérdida de su atmósfera. Esta especie de “cola” se extiende unos 200.000 kilómetros por el espacio, aproximadamente el diámetro del planeta.

La estrella alrededor de la cual Osiris orbita, que forma parte de la constelación de Pegasus, es de un color amarillento, de un tipo y tamaño parecido a nuestro Sol.

¿Pero por qué su atmósfera se va quedando atrás como una suerte de estela?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que Osiris es un gigante gaseoso, tal como Júpiter y Saturno.

Pero si bien en estos planetas los átomos de hidrógeno, carbono y oxígeno se encuentran combinados en moléculas de metano y agua, tanto en la alta atmósfera y en forma libre en la baja atmósfera, en Osiris ocurre un fenómeno particular.

Debido a su cercanía a la estrella alrededor de la cual orbita, el cuerpo se ve enfrentado a elevadas temperaturas. De hecho, su atmósfera puede superar los 1.000 grados celsius. Esto, sumado a la emisión de materia de la propia estrella, hace que termine “expulsando” la atmósfera del planeta.

Por su parte, los investigadores creen que este tipo de planetas en órbitas inferiores a 0,1 UA, sufren una importante pérdida de masa producto de la evaporación. En ese sentido, este fenómeno de planetas de una masa levemente menor, podría dar origen a un nuevo tipo de planetas extrasolares formados por el antiguo núcleo del planeta gaseoso parcialmente evaporado.

Representación de Osiris visto desde una órbita cercana (CC) Wikimedia Commons
Representación de Osiris visto desde una órbita cercana (CC) Wikimedia Commons

Y si hablamos de planetas curiosos, no podemos dejar de lado a HD219134 B, el cuál está ubicado en la constelación Casiopea, a 21 años luz de nosotros. Se trata de un cuerpo cuyo descubrimiento fue anunciado en diciembre pasado, y que su principal característica es que cuenta con rubíes y zafiros.

Según detalla el estudio publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, el cuerpo orbita su estrella a un año luz, y su masa es cinco veces mayor al de la Tierra.

Los investigadores creen que, a diferencia de nuestro planeta, HD219134 B no cuenta con un núcleo de hierro masivo, sino que más bien es rico en calcio y aluminio.

El hallazgo fue realizado por expertos de la Universidad de Zúrich, Suiza, y la Universidad de Cambridge, Reino Unido, quienes señalaron que posiblemente el planeta brilla de rojo a azul debido a que tanto el rubí como el zafiro son óxidos de aluminio.