El influyente director serbio Emir Kusturica, ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes en dos ocasiones y firma ineludible del cine europeo de autor, cierra su faceta musical con The No Smoking Orchestra en una gira de despedida que recalará este lunes en el Teatro Caupolicán. En esta entrevista, el director aborda una de sus últimas polémicas a raíz de la guerra en Ucrania y explica por qué se alejará de los conciertos.

(P): ¿Por qué decidió alejarse de los escenarios? ¿No se ha arrepentido de esta decisión durante su gira de despedida?

(R): Durante sus 23 años de existencia, la banda tocó en todo el mundo. Hemos animado a audiencias en Europa, Asia, América del Sur, Australia y Nueva Zelanda, hemos tocado en el sur de África… Nuestra mezcla de música étnica, de pub y de cine, causó grandes ovaciones donde actuamos. Ahora tenemos la impresión de que esta aventura debe terminar en el momento más catártico, cuando es mejor. No puedo decir que no lo siento, pero a veces es así. Esto me da espacio para darle algo más a la audiencia.

(P): ¿Qué es lo que más extrañará de las presentaciones en vivo de la No Smoking Orchestra?

(R): Ver a 5.000 o 50.000 personas superadas por la emoción que intentas transmitirles, no tiene precio. Creo que hemos logrado dar satisfacción a nuestra audiencia a través de algo que no es comercial. Y el público nos devolvió lo mismo. Eso es lo que se debería recordar, la emoción que nos unió a todos en un mismo momento.

(P): En estas últimas décadas, ¿dónde se sintió más cómodo? ¿En un concierto en vivo o en una premiere cinematográfica? ¿Hay similitudes en estas facetas?

(R): En los shows en vivo, definitivamente. Permiten que los artistas transfieran su energía a la audiencia, y la audiencia puede reconocerlo y devolver ese sentimiento catártico. Es un círculo único y si logras cerrarlo, has hecho lo correcto. Esto solo puede establecerse a través de la espontaneidad de una actuación en directo.

(P): ¿Siente que ha vivido una vida de “estrella rock”? Para muchos, usted es como una estrella de rock del cine…

(R): Sí, a veces me siento así. Aunque no creo que sea nada muy extraño. Durante nuestra carrera, recibimos mucho amor, mucha buena energía y nuestra audiencia es especial en muchos sentidos. Tuvimos grandes conciertos, conocimos a gente que nunca hubiéramos conocido si no fuéramos populares, así que la respuesta es sí, me sentí como una estrella de rock.

(P): ¿Cuál fue el concierto o la presentación más extraña, surrealista o extravagante que realizó en su carrera?

(R): Esa es una pregunta muy difícil. Tuvimos más de 1000 conciertos, tocamos en todo el mundo y hubo muchos inusuales. Muchos conciertos en Sudamérica permanecerán en mi memoria de por vida, por la increíble energía y temperamento que la gente de Sudamérica manifiesta en ellos. Sin duda uno de los mejores fue nuestro primer concierto en el Luna Park de Buenos Aires. El último concierto en Santiago fue fantástico (2017, no recuerdo la fecha), pero sé que la sala estaba repleta y que un hombre casi cae del balcón por la multitud. Nuestro concierto más concurrido fue en Montreal en 2010; los datos oficiales dicen que hubo más de medio millón de personas. Es una sensación increíble tocar frente a tanta gente.

(P): ¿Por qué cree que la música balcánica es tan convocante en Chile y Sudamérica?

(R): Creo que somos muy similares en temperamento, la gente de los Balcanes y los sudamericanos son apasionados, no tan agobiados por el materialismo y el consumismo, cálidos y cordiales. Nuestra música es una mezcla de música de cine, música de pub, jazz, pero cada acorde lleva una emoción y eso es lo que se reconoce.

Emir Kusturica: Guerra en Ucrania y veto en Barcelona

(P): A lo largo de su carrera siempre ha manifestado su opinión política. Y hace poco señaló que la guerra en Ucrania se asimilaba a lo vivido con Yugoslavia y la OTAN años atrás. ¿En qué cree que se asemejan estas situaciones?

(R): Mi posición en el conflicto yugoslavo siempre fue pacífica y todo lo que le dije al periodista tenía la intención de hacer contribuciones a la paz, nunca para traer fuego. Muchas veces he hablado para ayudar a evitar conflictos en el caso de Yugoslavia, también en Ucrania. El paralelo entre el bombardeo de la OTAN en Belgrado y la intervención rusa en Ucrania se hizo porque ambos casos no estaban autorizados por la ONU. Para nosotros, los serbios, que perdimos más de 3.000 civiles en 1999, es el caso que desembocó en la guerra que está en curso en Ucrania. Mi opinión dio la vuelta al mundo, incluido mi deseo de trabajar en el teatro del ejército soviético, y siempre estuvo relacionado con mi identidad como artista y mi amor por la música del cine y el teatro. Nunca fui director del teatro militar ruso. Antes de la guerra, me ofrecieron trabajar allí.

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(P): En Barcelona, residentes ucranianos protestaron contra el concierto de Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra en el Paulau de la Música, porque aseguraban que usted tenía lazos con el Teatro Académico Central del Ejército Ruso y que “justificaba” los actos de Vladimir Putin. ¿No es cierto esto?

(R): Como dije, me ofrecieron trabajar allí en varios proyectos. Nunca fui director de esa institución, ni me ofrecieron nada de eso. Desafortunadamente, la política se ha enredado en todas las esferas de la vida, incluido el arte. Eres consciente del hecho de que muchos artistas rusos tienen prohibido actuar en todo el mundo, escritores, disertantes, profesores… Todo es terrible. El arte es algo que trae belleza al mundo. Lo que está pasando hoy es pura politización, y no debería ser así.

(P): ¿Le gustaría conocer al presidente Gabriel Boric, el mandatario más joven del mundo, en su visita a Chile?

(R): Por supuesto, por qué no. Siempre es satisfactorio entrar en contacto con jóvenes y ver su punto de vista, especialmente si tienen el coraje de estar en un puesto tan importante como el suyo.