El protagonista relata su preadolescencia, su vida en un barrio pobre, estudios, amigos, vecinos y, en especial, sus primeros amores, Pamela y Soledad, y sus guías. Entre ellos, un padre entrañable y una bibliotecaria de gran corazón.

Es una historia de aprendizajes y crecimiento en muchos sentidos. Con un entorno rico y diverso, donde todos tienen apodos y los chismes son parte de la realidad

Sukiyaki

El protagonista es parte de una familia pobre que vive en una casa con dos piezas. Son cinco. Los padres, el protagonista más un hermano mayor y una hermana. Viven en un barrio marginal, donde todos tienen apodos, vuelan los chismes, hay clandestinos y los niños juegan y comparten en la calles.

En ese microclima también hay segregación, estigmatizaciones y clasismo. Todo un mundo donde el relato conjuga infancia y preadolescencia con la rudeza de esas vidas. Vida que enseña a sobrevivir, a crecer de muchas formas, buenas o malas.

Sukiyaki es la historia, en ese contexto, de los dos primeros amores del protagonista. Con Pamela y, luego, con la prima de ésta, Soledad. Y de fondo, como un guía permanente, la mayor de las veces incomprendido, está su padre. Un obrero no calificado ponderado, reflexivo, de una sabiduría entrañable. Que nunca se altera, que trata de guiar, de enseñar sin imponer.

A lo anterior se suman una notable bibliotecaria y un jardinero alcohólico, que serán claves en el desarrollo humano y académico del protagonista.

Mencionar que el nombre del libro, Sukiyaki, surge de la canción homónima de Kyū Sa-kamoto, de 1961. Un tema recurrente en la historia, de moda en el relato, que da pistas sobre la época en un libro con mucho contexto social y poco histórico y político.

Las señales y la vida

Sukiyaki es un libro particular. Pareciera que surge de la necesidad imperiosa de recuperar la figura de un padre bondadoso y sabio. Lleno de cariño, con una profunda conciencia del sentido de la vida y de la búsqueda de cada cual. Del bien y del mal, y de cómo cada cual maneja esos aspectos coexistentes en cada uno. Sin hacer de los otros una proyección propia.

El libro entrega diversas lecciones de vida, una mirada ética profunda, con una religiosidad sin iglesia. Con una sabiduría profunda, escasa en este mundo. Es un texto que invita a mirar las señales que entrega el mundo, a valorar los lados luminosos de las personas, sin dejar de ver los oscuros, que todos tenemos y que debemos aprender a manejar.

Un texto que pone en valor a las distintas personas que en la vida van influyendo de manera positiva en la vida, en este caso del protagonista.

Sukiyaki, a mi juicio, tiene su gran valor en sus reflexiones, en la mirada que da sobre la vida a través del padre y de otros guías que va encontrando el protagonista. No es, para mí, un gran libro en lo literario, en su estructura. En algunos pasajes es poco fluido. Sin embargo, es un placer leer un libro que hace reflexionar de manera amable, sencilla, directa. Como una invitación.

Portada de Sukiyaki
RIL editores

Sukiyaki. Las señales y la vida

Javier Jofré Rodríguez
RIL editores
Mayo de 2022, Santiago de Chile