En la sesión del 24 de enero de 1917, a las 10 de una fría mañana de invierno toscano, el consejo de la Academia de las Artes del Diseño se reunía para, entre otras cosas, designar a sus nuevos académicos.

Esta academia, la más antigua del mundo, ve la luz en 1563, instituida por el Duque Cosimo de’ Medici, quien acoge la idea de Giorgio Vasari, gran artista y autor de célebres biografías de personajes destacados entre el 1300 y el 1500. El primer académico elegido con el título de “Padre de las Artes” fue Miguel Ángel Buonarroti, siguieron luego ilustres artistas, todos hombres, entre ellos Cellini, Galileo y Picasso. Solo en el 1616, viene admitida la primera mujer a esta ya importante academia, la gran artista pictórica Artemisia Gentileschi.

M. Ester González Cereceda

Pero eso había sido varios siglos atrás. Aunque al tiempo de Rebeca Matte la situación seguía siendo poco generosa en cuanto a presencia femenina, esa mañana, en una sala con solo presencias masculinas, cambiaría la historia para esta mujer que venía de un país tan lejano y desconocido. Fueron designados docentes de distintas áreas: arquitectura, pintura y escultura.

El título de Docente Ad Honorem en escultura, viene conferido a tres hombres y a la escultora, obteniendo así la primacía como mujer no perteneciente a país europeo en recibir este nombramiento.

En mi encuentro con el responsable del Archivo de la Academia, don Enrico Sartoni, me permite el acceso a documentos de la sesión indicada, en medio de grandes libros de empastes de cuero y hojas añosas. Me presenta una tarjeta de puño y letra de Rebeca Matte, quien en algunas ocasiones solía utilizar el apellido del marido, Pedro Felipe Iñiguez. Me tiemblan las manos, está fechada 1916, tantos años en un pequeño trozo de cartón.

M. Ester González Cereceda

Sartoni me cuenta una historia conmovedora, que acrecienta la emoción al continuar sosteniendo la tarjeta entre mis manos. “1917 era un año de plena guerra y aunque Florencia contaba con la protección de pactos para no ser bombardeada, la pobreza y muerte se vivía día a día”, tal vez, el aire frío lo era aún más debido a la violencia que reinaba en Europa. “Se había creado un fondo de beneficencia para las familias y artistas que habían sido afectados por la guerra, en términos de pérdida de vidas, heridos o simplemente a causa de la economía. Rebeca dona una obra a la academia para que, con la venta de esta, puedan obtener dinero y ayudar así a este fondo” concluye.

La tarjeta, habla precisamente de eso, de su voluntad de colaborar “con su modesto trabajo” al fondo pro-artistas, confiada en que la academia “hará el mejor uso de esto”, escribe en un impecable italiano.

Con mucha probabilidad, es este uno de los motivos, junto a su gran talento, por el cual le viene otorgado el honor de la docencia en la Academia de las Artes del Diseño.

M. Ester González Cereceda
M. Ester González Cereceda

Han pasado 107 años de ese inolvidable día, la situación del mundo no ha cambiado mucho, Europa enfrenta un gran flujo de inmigrantes, la guerra continúa siendo un tema latente y la presencia femenina escasea en muchos ámbitos.

Por estos motivos, este logro toma más relevancia aún, porque no se trata solo de un reconocimiento a su gran talento, sino por, sobre todo, a la sensibilidad con sus pares y con su entorno.

El 09 de octubre del 2018, Rebeca fue homenajeada a través de una conferencia que ofrecí en la Academia de las Artes del Diseño, después de más de 5 años investigando sobre la artista y luego de que el 23 de abril del mismo año, descubriera la obra “Une Vie” dada por extraviada, en el Museo Stibbert de Florencia.

Rebeca Matte Bello, escultora 1875 – 1929

M. Ester González Cereceda

M. Ester González Cereceda

Fundadora de Grandes Mujeres Chilenas
Artista y Gestora Cultural
Estudiante de Historia de Arte Universitá RomaTre – Roma, Italia
Celular +39 3209423117
https://www.facebook.com/gdsmujereschilenas/
https://www.facebook.com/rebecamattebello150/