Después de siete años de silencio creativo, la compañía La Trompeta, que dirige Sebastián Vila, vuelve a la escena nacional con una obra donde se confrontan el derecho a construir su propio destino versus vivir roles impuestos desde afuera.
Por Leopoldo Pulgar Ibarra
Una experiencia de diálogo impensado y conflictivo, que la dramaturga Ximena Carrera -que también está en escena- parece que no se imaginó, según comenta el director. Esto porque el personaje de la obra, Castro, le reclama cara a cara que no está conforme con el camino que le trazó.
“La felicidad de las tórtolas” es el resultado del proceso vivido por un texto, pedido por encargo en 2008 a Ximena Carrera, cuyo título inicial fue “Una mano en el agua”.
Como quedó inconcluso, pero no olvidado, cuando quiso terminarla la dramaturga citó a una entrevista “ficticia” a Castro, médico venido a menos.
La Trompeta, fundada en 1997 por Ximena Carrera y Sebastián Vila, ha puesto en escena títulos como “El áuriga Tristán Cardenilla” (Alfonso Alcalde), “Antes de la lluvia” (Sergi Belbel), “Naturaleza muerta”, “Medusa” y “Lucía” (Ximena Carrera).
Diálogos y perfiles
Vida, muerte, libertad y destino recorren “La felicidad de las tórtolas”, con miradas tiernas, implacables o sarcásticas.
“En esta obra hablamos de la libertad y de qué tan libres somos”, sintetiza el director Sebastián Vila.
¿Conversaste con la dramaturga sobre el perfil de los personajes que creó?
“Sí, entre otros temas. También conversamos sobre la impresión que me formé luego de leer el texto, ya que durante la lectura uno se lo va imaginando en el escenario y en el cuerpo de los actores. Es una mirada que se le devuelve a la dramaturga.
“El director también conversa mucho en los ensayos sobre los personajes que tiene cada actor y actriz. Esta vez ocurrió algo similar: recibí muchas propuestas de ellos”.
¿Se confrontan, es un diálogo crítico?
“No hay confrontación. Se busca saber qué piensan los otros y dar a conocer lo que piensa uno. No hay lucha de poder sino una confrontación creativa y positiva.
“En realidad, evito estar en luchas de poder. El trabajo teatral es una construcción. Como director escucho lo que me dicen la propuesta, el autor y los actores. En eso consiste dialogar. En todo caso, la dramaturga Ximena Carrera, el actor Felipe Zambrano y yo hicimos una lectura similar de la obra.
“Y como son muy buenos actores encontraron muy rápido a sus personajes. Tuve muy poco que hacer al dirigirlos”.
¿Siempre se quiere al personaje, aunque sea lo peor?
“Sí, para que tenga verdad. De otro modo se hace una caricatura. Detrás del monstruo hay un ser humano que puede acariciar a su perro y ser como un abuelito. Es el claroscuro del ser humano”.
Sugerencia e inconciencia
¿Qué te sugirió el título de la obra?
“Es una metáfora sobre los animales como seres que no piensan ni sufren, según Castro. Mira las tórtolas y dice ´qué envidia, comen, se sacan los piojitos…, no tienen conciencia de sí mismas. No sufren’. En cambio, él ha intentado suicidarse: le envidia a las tórtolas esa inconciencia. La autora le pregunta por qué quiere matarse para terminar su obra”.
Pero fue ella quien se lo impuso…
“Sí, igual quiere ir descubriendo las motivaciones que tiene Castro, lo que puede dar un sentido a lo que el hombre hace”.
Me imagino que Castro no se queda callado…
“Noooo. Aunque la dramaturga no es del tipo suicida y declara que no tiene grandes dolores, que se siente feliz, Castro le enrostra que quiere terminar la obra para darle un sentido a su vida, para no enfrentar su vida vacía.
“La creatividad le va dando sentido a la vida… por eso hay diálogos muy fuertes: Castro quiere ser libre, se resiste, no quiere, no acepta que determinen su destino”.
Real y metafórico
¿Se apela al público en esta discusión?
“No. Todo ocurre dentro de un café y dentro de la cabeza de la autora. En un espacio real y otro metafórico. Hay mucho diálogo, actuación, dos sillas y una mesa. Es una obra que requiere mucho ritmo, pausa, silencio”.
¿Tiene algo de la sonoridad musical?
“Sí, el diálogo y el teatro tienen que ver con el ritmo y la musicalidad de la palabra. Hay intenciones e inflexiones en el texto, detrás de las palabras…
“También tiene música de Bach y de Max Richter (pianista y compositor alemán de música contemporánea y minimalista).
¿Abordan entornos sociales y políticos?
“No, en este sentido la obra es neutra. Plantea temas universales que a todos les van a sonar: las preguntas sobre el sentido de la vida, el porqué de la existencia. Al final, el sentido de la vida tiene que ver con hacer algo que a uno le gusta hacer”.
La felicidad de las tórtolas
Dramaturgia: Ximena Carrera
Dirección: Sebastián Vila
Elenco: Felipe Zambrano y Ximena Carrera
Diseño integral: Gabriela Torrejón
Fotografías: Rodrigo Vega
Produce: Compañía La Trompeta
Taller Siglo XX
Ernesto Pinto Lagarrigue 191.
Jueves a domingo, 19.00 horas.
Entrada general $ 6.000; estudiantes $ 4.000; jueves populares $ 3.000.
Del 27 octubre-13 noviembre 2022.