La psicóloga Paulina Peluchonneau, especialista en adolescencia e infancia, explica cómo podemos acercar los libros a los niños sin que el proceso se vuelva un problema para ellos.

Es una situación común en hogares donde cohabitan niños y adultos: libros, revistas, y materiales de lectura infantil quedan relegados a un rincón de la casa, a veces a medio abrir, casi siempre para el uso exclusivo de los infantes y sin ningún contexto que garantice el desarrollo de la experiencia. En medio del Mes de la Infancia, múltiples preguntas resuenan alrededor de esta postal: ¿Cuál debiese ser la actitud de los adultos frente a este proceso? ¿Qué podemos hacer para acercar los niños a la lectura sin que el camino les signifique un tedio?

“Sabemos que ha habido en Chile problemas con la lectura, a nivel de niñez y adolescencia: los informes muestran bajos niveles de lectura y comprensión, pero hay algo importante que hay que saber: las historias que les presentamos a los niños, es lo más importante para fomentarles el gusto y la motivación por la lectura”, explica a BioBioChile la psicóloga Paulina Peluchonneau, especialista en adolescencia, infancia y familia.

“No es la enseñanza temprana, y a presión, de la capacidad de leer o de escribir: se trata de ponerlos en contacto desde pequeños con historias que tengan que ver con ellos. Por lo tanto, leerles cuentos, historias de revistas, es mucho más fundamental, mucho más importante que la lectura y escritura como instrumento”, repite.

En este punto, la autora del libro “Adiós a la infancia, la travesía por la preadolescencia” es enfática: la presión desmedida sobre los niños, cada uno con distinto ritmo de aprendizaje, puede ser nociva sobre ellos, especialmente si les trasmite que son poseedores de un defecto al tener dificultades para leer.

“Es importante que les lean, y que les ayuden a leer cuando desde el colegio les piden a los alumnos que lean en la casa”, asegura Peluchonneau, quien destaca en este proceso las ventajas que ofrecen las revistas infantiles .

“La revista es del niño, y el formato hace que tenga muchas imágenes, dibujos, juegos, por lo tanto es un juguete, algo para divertirse, y además están hechas para ellos o ellas. Los niños pueden manipular las revistas, y dentro de ellas siempre hay historias: cuentos, comics, textos, etc. Son mucho más atractivas”, asegura.

Si un niño se siente más interesado por las imágenes que por los textos, no hay problema, asegura Peluchonneau: “Algunos tienen muchas más facilidades con las imágenes que con las palabras; niños a los que la escolaridad chilena los perjudica, porque no son menos inteligentes por eso, sólo funcionan más con imágenes”.

En este contexto, la imaginación, la observación y la fantasía son los puentes por donde caminan estos nuevos lectores.

“Los niños pueden imaginar e incluso inventar su propia historia. A un niño que no sabe leer, por ejemplo, le podemos contar lo que ocurre. El hecho de que las revistas tengan muchas imágenes, facilita esto, porque mientras más chicos más funcionan con imágenes”, apunta la psicóloga, que destaca los números de la Revista Guarisapo como un efectivo material de apoyo.

“Lo primero que uno debería hacer es poner en contacto a los niños con la revista, como quien le regala una pelota. Porque la revista está entre el juguete y el libro”, resume. “Ver cómo la mira, la revisan, qué les interesó más. En nuestro país y en nuestra educación, lamentablemente hasta ahora no se ha favorecido la diversidad. Y en la infancia somos diversos, tenemos distintos talentos y gustos, entonces la revista ofrece la oportunidad de conectar con diversas cosas”.

En este proceso, la compañía de los adultos es fundamental. “Hay que preguntarles qué les gustó más, si necesitan ayuda para leer, etc. Viene la mediación entre los niños y la revista. Si al niño le gustó lo científico, por ejemplo, sacarle provecho a eso, con lo que conectó más”.

(P): ¿Qué debieran hacer los padres si un niño rechaza la lectura en los primeros intentos?

(R): Puede ser porque sean muy chicos, o por distintas razones. Ahí hay que hacer de mediador, darse el tiempo como adulto, cuando el niño esté tranquilo y tenga tiempo completo, sin celular ni nada, de acompañarlo y leerle la revista. Yo conozco a mi hijo o hija, entonces puedo saber si hay algo que le puede interesar más. Hay veces, ya sea por edad u otras razones, en que los niños no tienen la capacidad de actuar, de hacer algo activo, entonces ahí uno debiera darse tiempo para jugar con esta revista. No digo trabajar, sino jugar con la revista.

(P): Algunos padres transmiten a los niños que los libros, revistas y elementos de lectura son objetos a los que hay que aproximarse, literalmente, con cuidado, algo que muchas veces es un impedimento en su acercamiento a la experiencia de lectura. ¿Cuál debiese ser el mensaje sobre cómo relacionarse con el “objeto libro”?

(R): La revista es un objeto intermedio. Los libros en algunas familias hay que cuidarlos, porque son caros y no hay recursos. En otras, están relacionados con el intelecto o con la tranquilidad. Mientras más chico el niño, más lejano está de eso, porque necesitan movimiento, acción. En ese sentido, la revista es algo cotidiano, sencillo, que se puede manipular. Como objeto, es mucho más acorde con las características del funcionamiento psíquico-mental del niño. Por eso es más fácil aprender física jugando y haciendo una torre que se cae, que la enseñanza intelectual y abstracta de cómo es la física.