Tras el fallecimiento de Ennio Morricone, no son pocas las anécdotas que han comenzado a circular en nombre del célebre compositor italiano, sobretodo desde quienes lo conocieron de cerca.

De sus tres visitas a Chile, las historias alrededor de Morricone abundan. Aquí, un repaso por algunas de las escenas que el italiano protagonizó en el país: desde la locura que generó su concierto debut hasta su encuentro con Mike Patton.

Morriconemnía

Morricone arribó por primera vez a Chile en 2008, durante una visita en la que ofreció dos conciertos gratuitos en el Parque Bicentenario de Vitacura, el 19 y 20 de marzo.

Ambos shows generaron un gran interés en la audiencia, lo que se tradujo en largas filas para obtener los tickets de la segunda fecha. Se estima que en total fueron 15 mil las personas que llegaron a retirar entradas para el show, que tenía capacidad para 10 mil.

Según el diario La Tercera, la presión del público sobre el frontis de la Estación causó que uno de los vidrios se rompiera, y que Carabineros decidiera intervenir en el lugar.

Al principio, los uniformados pidieron que el público se retirara. Pero al no ser obedecidos, recurrieron a un carro lanzaaguas para disolver la multitud.

Método Morricone

El regreso del compositor se concretó en 2011, en Movistar Arena, otra vez con dos shows. En la ocasión, se hizo acompañar por el Coro de la Universidad de Chile y la Orquesta Sinfónica de Chile.

Cuatro días antes de la cita, el músico quiso hablar con BioBioChile sobre el concierto y su relación con el público local. “Debo decir que mis recuerdos son de un público muy entusiasta de mi trabajo, de mi obra como compositor y director de orquesta, por lo que vuelvo con muchas ganas. Es un público que siempre está de pie, muy entusiasta en verdad”, dijo.

A su vez, reflexionó sobre el rol y la función de la música para películas: “Creo que es lo que se llama música contemporánea, ya que es parte de un arte tan importante como el cine, un arte nuevo -que tiene un poco más de un siglo- en el cual interviene un gran número de artes, no sólo la música, también la pintura, la escultura, la arquitectura, la mímica”.

Sobre su método de trabajo, fue certero: “Bueno, yo primero escucho la historia de la película, cómo (el director) piensa filmar las escenas, me entrega el guion, nos consultamos, hablamos. Luego, sobre la música, le cuento lo que quiero hacer y se la toco antes que se comience con el rodaje, algunas piezas, no todos los temas, pero los principales se los entrego mucho antes que comience el rodaje”.

Mike Patton y un ensayo lacrimoso

El 24 de noviembre de 2013, con el Coro y la Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago, Morricone se presentó por última vez en Chile en una función en el Estadio Municipal de La Florida junto a Mondo Cane, proyecto de Mike Patton influenciado directamente por la obra del italiano.

Para la cita, tal como trascendió casi al mismo tiempo, el autor pidió actuar primero que el vocalista de Faith No More. Antes, sin embargo, ambos tuvieron la oportunidad de cruzar palabras en el lobby de un hotel capitalino, donde parte del encuentro fue grabado.

El violinista Raúl Orellana, quien fue concertino en la Orquesta Clásica Usach, conoció a Morricone en dicha visita. Y en diálogo con La Tercera, recordó una peculiar anécdota de una de las jornadas de ensayo.

“En un ensayo que estábamos haciendo en el Aula Magna de la Usach, en un momento Morricone subió al escenario y se puso a llorar y nos felicitó por la calidad musical de la orquesta. Todo su staff nos dijo que era algo que nunca pasaba, que nunca se emocionaba tanto”, dijo.

“Fue algo excepcional, estaba feliz porque fuimos capaz de comunicar algo que estaba en su música. Pero tenía su carácter, porque a los cinco minutos volvió a enojarse por algo”, agregó.