“Impresiona que, más de dos mil años después, esta obra sorprenda por las similitudes que su relato tiene con la realidad de nuestro país”.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Lo afirma Tomás Espinoza, profesor del Instituto Aiep, para destacar la opción de los estudiantes de segundo año al elegir “Antígona”, que protagoniza una joven que dejó una lección de dignidad y valentía, como la obra que los representa.

El también director del montaje, a cuyo título se le agregó “Esta obra fue escrita hace 2460 años”, cuenta que la propuesta partió con un pie forzado: “Buscar un clásico que, al mismo tiempo, le hablara a la sociedad de nuestros días”.

Así fue que los 19 del curso cruzaron con la realidad chilena la historia de esta joven que ejerció la desobediencia civil en una sociedad, basada en el respeto a las leyes divinas y del Estado.

Tres ejes, una adaptación

Antígona y sus hermanos Ismene, Eteocles y Polinices quedaron a la deriva luego que su padre, Edipo, rey de Tebas, cegara sus ojos al descubrir que su esposa Yocasta, que después se suicidó, era su propia madre.

Al quedar acéfalo el trono los hermanos acordaron ejercer el poder un año cada uno, lo que Eteocles no cumplió, por lo que Polinices atacó la ciudad.

Pero como ambos murieron, el nuevo rey Creonte, tío de ellos, sepultó con honores a Eteocles, mientras que a Polinices lo deshonró dejando que su cuerpo se pudriera a la intemperie.

Antígona se sublevó frente a esta orden, violó la ley y dio entierro digno a su hermano, aunque sabía que su conducta sería penada con la muerte.

“Lo valioso de esta adaptación contemporánea está en que se mantiene su texto original, porque genera un roce con la actualidad”, reafirma el profesor y director Tomás Espinoza.

¿Cómo fue la investigación de los estudiantes?

“Desde antes del estallido social, trabajaron a partir de tres ejes: la mujer y el poder femenino en la política, en alusión al enfrentamiento de Antígona con el rey.

“En segundo lugar, la lucha contra el poder que protagonizan los jóvenes: Hemon le dice a su padre Creonte que sólo en un desierto un gobernante tiene derecho a gobernar solo.

“Como tercer eje, se reivindica la dignidad del hermano que se le castiga dejando su cuerpo insepulto, relacionándolo con la violación de los DD.HH del pueblo mapuche y el asesinato de Camilo Catrillanca”.

¿En qué otras áreas se advierte la adaptación?

“En el vestuario se identifica el contexto chileno-mapuche y cuando Antígona, al hablar de la muerte de su hermano, se nombran los mapuches asesinados en democracia.

“El universo sonoro incluye canciones con banda en vivo que aportan sonidos de nuestro tiempo: cacerolazos, cánticos de protesta, hip hop e instrumentos como batería, cajón peruano, silbatos”.

¿Será difícil asociar el relato griego con lo chileno?

“No. En esta obra hacemos un viaje a la teatralidad esencial, por lo que el público la seguirá fácilmente: Creonte, que representa al cuerpo de la autoridad, aparece como presidente, general de carabineros y, sin forzar nada, el texto se asociará al conflicto en el Wallmapu y con el Chile de hoy”.

¿Qué es lo más fuerte que deja la obra?

“Impresiona que esta tragedia, a dos mil años de su estreno, muestre que nada ha cambiado: los abusos de poder de ayer son los mismos de hoy.

“Y como dice Antígona: ‘Las palabras, insolentes y altaneras, las pagan con grandes infortunios los espíritus orgullosos que no aprenden a tener su juicio, sino cuando llegan las tardías horas de la vejez’”.

Azotea Sidarte
Ernesto Pinto Lagarrigue 131
Función única: miércoles 11 de diciembre, 17.00 horas.
Entrada liberada por orden de llegada.