“Murió Rebeca Matte: La gran artista chilena dejó de existir hoy en Florencia.” Así titulaba el diario “Las Últimas Noticias” dando el comunicado del deceso de la escultora.

Ester González Cereceda

Una Vida, Ester González Cereceda (c)
Una Vida, Ester González Cereceda (c)

Un 14 de mayo de 1929, es decir exactamente 90 años atrás, exhalaba su último respiro Rebeca Matte Bello. Una mujer que hoy no nos llamaría la atención por su vida fuera de los márgenes tradicionales, si no solo por su sensibilidad artística y talento.

Cuánto más llevadera sería su vida hoy, con todos los logros que el mundo femenino ha alcanzado en casi un siglo desde su partida. Tal vez no le faltaría tanto el aire, ese aire que siempre le fue tan escaso y que buscó incansablemente en las alturas de las montañas europeas, lejos de su, a veces, oprimente tierra natal.

A los 90 años de su muerte, revivió malamente al ser destruida, durante la Fórmula E, su obra, Unidos en la gloria y en la muerte, réplica póstuma pedida por su marido a Italia que luego de ser restaurada, nuevamente sufrió el vandalismo infundado de quién en pasada época habría desenvainado su justiciera espada.

Pero hoy, ella ha querido revivir, desde el anonimato que la caracterizó siempre, volviendo a nuestros oídos con algo nuevo, con una obra olvidada en el parque del Museo Stibbert en Florencia, relegada en un rincón de una terraza, como la niñita sobreprotegida a la que le es permitido solo observarlo desde lejos, sin poder sumergirse en él, pudiendo solo escuchar, como muchas veces en su vida, las voces de otros sin poder decir abiertamente lo que sentía.

Rebeca encuentra finalmente la forma de mostrar sin pudor lo que lleva dentro, lo que no puede gritar, lo que la asfixia; lo plasma en el mármol, con ese miedo eterno a morir sin haber podido si quiera vivir.

A 90 años de su muerte, nos regala esta significativa obra, Una Vida (Une Vie) escultura que estuvo en silencio y que saca la voz como tantas mujeres lo hacen hoy. La suya es la de una mujer adulta que consciente de quién es, no tiene reparos en mostrarse en completa naturalidad, desnuda, como la vida la moldeó, ya sin miedo puede mostrar su verdad. Como lo escribe Guy De Maupassant en su libro, Una vida y que le sirviera de fuente de inspiración, la protagonista sofocada por la castrante tradición familiar y social se despoja de todo, incluso de su dignidad por retener infructuosamente, los amores que colman la existencia misma, primero el amor egoísta de su esposo y luego el interesado amor de su hijo. Las dos obras cargadas de fuertes emociones, de pérdidas y desapegos. La artista, primera mujer no europea, que recibiera el título de Docente Ad Honorem en la Academia de las Artes del Diseño de Florencia, nos regala esta única obra firmada con fecha de ejecución, 1913 (hasta el momento la única en mármol con esta característica).

https://www.biobiochile.cl/noticias/artes-y-cultura/actualidad-cultural/2019/02/11/descubridora-de-una-vida-rebeca-matte-fue-pionera-pero-no-se-la-valora-por-ser-mujer.shtml

Sin duda sus palabras hacia nosotros que recibimos este regalo serían las que expresara en una carta a su amigo Carlos Silva Vildósola en 1923 “Mi buen amigo, vengo a expresarle la profunda emoción que me ha causado la manifestación de simpatía de que han sido objeto esos hijos míos de bronce que mandé a mi tierra…he llorado leyendo tanta palabra de bondad, tanta manifestación de fe…tales lágrimas son elixir de vida y si algún día vuelvo al trabajo y a la acción, ellas habrán sido las operadoras del milagro…”

Una Vida, desde hoy suma nuevas vidas, las de todos los que podrán apreciar lo que con tanta audacia nos quiso entregar nuestra Rebeca Matte.

Conferenza Opificio delle Pietre Dure di Firenze, Grandes Mujeres Chilenas, Ester González Cereceda (c)
Conferenza Opificio delle Pietre Dure di Firenze, Grandes Mujeres Chilenas, Ester González Cereceda (c)