María Ester González, que reside en Italia, lleva cinco años estudiando la vida y el legado de la escultora chilena Rebeca Matte Bello (Santiago 29 de octubre de 1875, Florencia 14 de mayo de 1929), pudo ubicar la escultura “Una vida”, que se consideraba extraviada, en el Museo Stibbert de Florencia.

“Una Vida”

“Rebeca Matte hace un legado al Palazzo Pitti de Florencia, que incluye entre otras cosas, algunas esculturas. Luego el Palazzo Pitti traspasa la escultura “Una vida” al Museo Stibbert de la misma ciudad. Esta escultura toma el nombre de la novela del mismo nombre de Guy de Maupassant, que ella había leido. La escultura se “pierde” porque en Florencia escriben el nombre de la escultora chilena como Rebecca Mattes Belle, y cuando ponen el apellido de su esposo lo cambian de Iñiguez a Iñiquez”, afirma González. No olvidemos además que Europa salía de la Primera Guerra Mundial y luego sufrió la Segunda Guerra Mundial.

“Esta escultura es notable por la torción del cuerpo, la caida del manto, la postura de la pierna izquierda, la mirada perdida”, sostiene María Ester González.

Una escultora pionera poco valorada en Chile

“Rebecca Matte fue pionera en relación a la escultura, fue la primera escultora chilena de importancia internacional. No está valorada de acuerdo a su legado”, afirma María Ester González, “en Chile hay mucho “chaqueteo” y algunos no valoran a Rebeca Matte porque “no hizo su obra en Chile” (como Roberto Matta, por ejemplo), o se refieren a ella como “la bisnieta de Andrés Bello” y no por su gran obra y legado”.

Rebeca Matte Bello “fue una visionaria, rompió muchos esquemas, usaba, en esa época, pantalones, por ejemplo. A las mujeres se las quiere validar con valores masculinos, destacando la fuerza -masculina- de sus esculturas, la capacidad física que tenía para poder hacer esas obras viéndose tan delicada, con manos tan frágiles.”

Para graficar la poca valoración que hay en Chile de la escultora, pone como ejemplo que “en el Museo de Linares está la escultura “Militza”, de la cual hay una copia en bronce en Florencia (que actualmente están restaurando). Pero creo que no saben realmente lo que tienen. Está puesta a la entrada sin las condiciones físicas para apreciarla bien”.

Pone otro ejemplo: en el portal memoriachilena.cl, de la Biblioteca Nacional, hay un espacio para la hija de Rebaca Matte pero no hay uno para ella.

Rebeca Matte, con 25 años de edad, fue seleccionada con dos obras para el Salón de París de 1900, lo que es muy meritorio si se considera que ese año se redujeron las obras exhibidas de 5.000 a 2.700, y obtuvo un premio. También obtuvo premios en Búfalo, Estados Unidos, y en Florencia, donde además fue nombrada profesora Ad Honorem de la Academia de las Artes del Diseño.

Su hija Lili Iñiguez (1902-1926) destacó en su diario de vida (publicado en Chile) su orgullo por su madre, el clamor por su monumento La guerra, realizado para el Palacio de La Haya, porque en el muestra el dolor de los vencidos.

Una obra dispersa y poco protegida

Sus esculturas están abandonadas. Las del Cementerio General son de una familia con recursos y las tienen abandonadas. La familia no tiene interés” dice María Ester González, “tiene varias obras de ella que ni siquiera están catalogadas”.

Rebeca Matte tiene, en Chile, varias esculturas en espacios públicos, como son el monumento a los Héroes de la Concepción (en la Alameda, Santiago), Ícaro y Dédalo (o Unidos en la Gloria y en la Muerte, frente alMuseo Nacional de Bellas Artes), Dolor y Mi hija en el Cementerio General de Santiago.

Además hay algunas obras suyas en el Museo Nacional de Bellas Artes (algunas de ellas entregadas en comodato al Museo de Linares), en el Club de la Unión y en el Museo de Artes Decorativas de Recoleta (que la mantienen en bodega).

Charlas

María Ester González dará la charla “La audacia de una vida”, sobre la escultora, el lunes 18 de febrero a las 19:00 horas en la Biblioteca Municipal de Pirque, y el 21 de febrero, a las 19:00 horas, en el Museo Regional de Rancagua