Que las mujeres protagonistas escaseen en la literatura, en el teatro, en el cine es un corelato de lo que sucede con ellas (nosotras) en el mundo.

La excepción, obvio, son las heroínas románticas, lo que reafirma lo anterior: ellas existen en relación a un hombre.

Sólo los grandes artistas han sabido construir personajes femeninos integrales, aún cuando estén envueltos en una trama romántica, como es el caso de Anna Karenina (Leon Tolstoi).

Ibsen escribe Casa de muñecas y Hedda Gubler para hacer su reclamo feminista, mientras que García Lorca hace algo más o menos similar con La casa de Bernarda Alba y en Doña Rosita la soltera (o el lenguaje de las flores)….

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