Amnistía Internacional acusó este viernes en un informe al ejército nigeriano de haber disparado de forma deliberada contra 350 musulmanes chiitas, enterrado sus cuerpos en fosas comunes y destruido las pruebas de la matanza.
Los pasados 12 y 13 de diciembre hubo enfrentamientos en Zaria, feudo del Movimiento Islámico de Nigeria (INM) en el Estado de Kaduna (al norte).
Miembros del movimiento que iban de procesión bloquearon el convoy del jefe de Estado Mayor, el general Tukur Yusuf Buratai, lo que provocó una represión brutal del ejército.
En su informe titulado “Revelemos la verdad sobre los asesinatos ilegales y la disimulación masiva en Zaria”, Amnistía Internacional considera infundada la versión del ejército de que los partidarios del IMN habrían intentado asesinar al general. El grupo chiita, por su lado, desmintió dicha versión de forma categórica.
El ejército mantiene que sus tropas reaccionaron de forma apropiada en Zaria, y según dijo el balance de muertos no supera los siete.
Sin embargo, la semana pasada, un alto responsbale regional indicó a la comisión encargada de investigar el incidente que 347 cadáveres, algunos de ellos de mujeres y niños, habían sido enterrados en una fosa común tras los enfrentamientos.
Al mismo tiempo, decenas de partidarios del IMN fueron inculpados por la justicia nigeriana.
Según Amnistía Internacional, el ejército reaccionó “ilegalmente” en Zaria, y disparó “a ciegas” contra civiles desarmados.
La mayor parte de las pruebas fueron “meticulosamente destruidas”, añade Amnistía, que acusa a los soldados de encubrir la carnicería impidiendo el acceso al lugar. El informe apunta en ese sentido que se transportaron cadáveres, se despejó la zona, se limpiaron las manchas de sangre y se retiraron los casquillos de bala de las calles.
El presidente Muhammadu Buhari se ha comprometido a investigar lo que podrían ser crímenes de guerra, pero “a día de hoy no se ha tomado ninguna medida concreta para poner fin a la impunidad ante estos crímenes”, lamenta Amnistía Internacional.
En Nigeria, los chiitas forman una pequeña minoría en el seno de la comunidad musulmana, por lo esencial sunita, que supone la mitad de la población del país.