Estados Unidos, el Reino Unido y Francia anunciaron el cierre de sus embajadas en Saná y comenzaron a evacuar al personal diplomático debido a la crisis en Yemen, donde una potente milicia chiita intenta consolidar su poder.
El primero en tomar la decisión fue Estados Unidos, que el martes cerró la embajada debido al “deterioro de la seguridad” en la capital de Yemen.
El Departamento de Estado anunció que el personal diplomático había sido “trasladado fuera del país”.
El retiro de la embajada podría complicar la lucha que Estados Unidos lleva a cabo contra la red extremista sunita Al Qaeda, muy activa en el país.
El Departamento de Estado recomendó a los norteamericanos que no viajen a Yemen debido al “nivel elevado de las actividades terroristas y los disturbios civiles“.
Además exhortó a los residentes norteamericanos a que abandonen Yemen. El miércoles, el Reino Unido y Francia tomaron las misma medidas.
“La situación de la seguridad en Yemen siguió degradándose en los últimos días. Estimamos, lamentablemente, que el personal y los locales de la embajada están en peligro”, indicó el ministro británico encargado de Oriente Medio, Tobias Ellwood.
“Por lo tanto decidimos evacuar al personal diplomático y suspender temporalmente las operaciones de la embajada en Saná”, agregó el comunicado del ministro.
El embajador abandonó Saná en la mañana del miércoles y el gobierno británico exhortó a todos los residentes a abandonar “inmediatamente” Yemen.
Francia exhortó el miércoles a la centena de franceses residentes en Yemen a que abandonen el país “lo más rápidamente posible”, y anunció el cierre “provisorio” de la embajada a partir del viernes 13 de febrero.
La embajada de Italia permaneció cerrada el miércoles y una fuente diplomática dijo a la AFP que varios países europeos estaban pensando en irse del país.
El martes, en un discurso transmitido por la televisión, el jefe de la milicia chiita Abdel Malek al Huthi intentó tranquilizar a las misiones diplomáticas extranjeras presentes en Saná.
“Algunos infunden temor en las misiones diplomáticas para que huyan del país”, dijo Al Huthi, quien afirmó que ese temor no tenía fundamento.
“La situación de la seguridad es muy estable” en Saná, afirmó Al Huthi.
Los combatientes chiitas, conocidos también como hutíes por el apellido de su líder, crearon el viernes un consejo presidencial y una comisión de seguridad para, según dijeron, llenar el vacío de poder y evitar la amenaza del grupo extremista sunita Al Qaeda, presente en el este y el sur de Yemen.
La milicia chiita tomó el control de Saná en septiembre, antes de apoderarse del palacio presidencial y de importantes edificios gubernamentales el mes pasado, lo que provocó la dimisión del presidente yemení, Abd Rabo Mansur Hadi, y del primer ministro.
Los cierres de embajadas fueron anunciados tras el fracaso a comienzos de esta semana de las negociaciones auspiciadas por la ONU para encontrar una solución a la crisis.
Los hutíes insisten en la disolución del Parlamento, mientras que otros partidos políticos quieren que siga funcionando porque se trata de la última institución legítima de Yemen.
El martes los hutíes tomaron el control de Baida, una ciudad estratégica en el centro del país.
En Saná, centenas de yemeníes hostiles a los hutíes se manifestaron para conmemorar el 11 de febrero de 2011, fecha del inicio de las manifestaciones que desembocaron un año después en la renuncia de Ali Abdallah Saleh a la presidencia.
Las milicias chiitas dispararon para dispersar a los manifestantes y según varios testigos hubo heridos.