Intensas lluvias en el sureste de Estados Unidos obligaron SpaceX a posponer hasta el martes el despegue de una nave de observación solar impulsada por un cohete, el Falcon 9, que la empresa espacial privada luego intentará reciclar.
Tras el envío de la nave al espacio, la firma con sede en California (oeste) buscará aterrizar el Falcon 9 a salvo y reciclarlo para usos futuros, una tarea en la que fracasó la última vez.
“Los equipos propusieron lanzar el cohete el martes o el miércoles porque los pronósticos indican un clima más favorable”, dijo la NASA en un comunicado en su página de internet.
El lanzamiento del observatorio no tripulado Deep Space Climate o DSCOVR –que costó 340 millones de dólares– está ahora programado para el martes a las 20:03 hora de Chile, desde la base de Cabo Cañaveral en Florida. De continuar el mal clima, hay otra ventana de lanzamiento el miércoles a las 20:03.
El sábado se canceló un intento de despegue porque un radar de la fuerza aérea estadounidense registró problemas técnicos.
El objetivo del DSCOVR es mejorar las predicciones climáticas espaciales recolectando información sobre vientos solares y tormentas geomagnéticas que pueden causar daño a los sistemas eléctricos en la Tierra.
Luego del lanzamiento, SpaceX hará otro intento por aterrizar controladamente el Falcon 9 en una plataforma oceánica. Este proceso es parte del objetivo de la empresa californiana para lograr que un día los cohetes, como los aviones, puedan ser reutilizados.
La última prueba de aterrizaje controlado se hizo en enero. El cohete debía aterrizar en una plataforma flotante en el Atlántico, pero chocó contra la estructura y voló en pedazos.