La cadena de supermercados ‘Día a Día’, cuyo control es asumido este sábado por el gobierno venezolano, rechazó las acusaciones del gobierno de haber ocultado productos para boicotear la economía y provocar descontento en la población.

“Día a Día no ha incurrido en acaparimiento. ‘Día a Día’ no ha incurrido en boicot”, señaló la cadena de supermercados en un comunicado difundido este sábado, cuando se iniciaban los procedimientos para que pase al control público.

El viernes el presidente Nicolás Maduro ordenó que la cadena, con 35 sucursales en zonas populares de distintas ciudades de Venezuela, pase a control de la estatal Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos tras acusarla de ocultar alimentos y productos diversos para mantener al “pueblo irritado, sufriendo” y alentar así una ola de descontento contra el gobierno.

“Toda la mercancía que entra al almacén central es despachada a tiendas. Así lo sabe el gobierno desde hace años pues todos los despachos que recibe de proveedores que recibe ‘Día Día’ en su almacén central y de salida a tiendas son 100% autorizados por el Ejecutivo (…) de manera que el gobierno conoce en tiempo real el movimiento, las cantidades y los tipos de productos que entran y salen de dicho almacén”, añadió el comunicado.

Sobre el alcance de la medida, Maduro no aclaró el viernes si se trata de una expropiación, si habrá una indemnización y si será de carácter temporal o permanente.

El director general de ‘Día a Día’, Manuel Morales, fue declarado formalmente preso el viernes para responder a acusaciones de “boicot y desestabilización” de la economía.

La cadena de farmacias Farmatodo también fue objeto de inspecciones gubernamentales esta semana y dos de sus directivos también están detenidos detenidos acusados de atentar contra la actividad económica.

Esas medidas contra cadenas privadas se producen en momentos en que la escasez de alimentos, medicinas y productos diversos, mal crónico en Venezuela, se recrudece y cada vez son más frecuentes las largas y a veces tumultuosas filas al exterior de comercios de todo el país.

La economía venezolana, que cerró 2014 con una inflación superior a 64%, se ha visto aún más afectada por la caída de los precios del petróleo en un país que obtiene del crudo 96% de sus ingresos y que importa la mayoría de los alimentos y productos que consume.