Israel aprobó este miércoles la construcción de 200 nuevos asentamientos en Jerusalén Este a pesar de las críticas internacionales contra una colonización que contribuye a la actual escalada de tensión con los palestinos.
La violencia continuó con el incendio de una mezquita de madrugada en Cisjordania y el lanzamiento horas antes de un cóctel molotov contra una antigua sinagoga en una localidad árabe del norte de Israel.
El aumento de la tensión centrará las conversaciones previstas entre el secretario de Estado norteamericano John Kerry y el rey Abdalá II de Jordania, el miércoles, y con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, un día después.
“La situación se volvió explosiva y no podemos esperar más”, dijo el portavoz de la presidencia palestina Nabil Abu Rudeina. “Hay que desactivar esta situación explosiva”, dijo en la misma línea el ministro israelí de Finanzas, Yair Lapid.
El recrudecimiento de la violencia hace temer una tercera Intifada, en referencia a los dos levantamientos populares palestinos que dejaron miles de muertos de 1987 a 1993 y de 2000 a 2005.
Tras dos atropellos intencionados, que dejaron seis muertos, entre ellos los dos atacantes palestinos, y dos muertes a cuchilladas el lunes en Cisjordania y Tel Aviv, los israelíes desarrollaron de nuevo un sentimiento de inseguridad.
El ayuntamiento, no obstante, aprobó la construcción de 200 viviendas más en el barrio de colonias de Ramot, en la ocupada y anexionada Jerusalén Este, dijo a la AFP Pepe Alalo, consejero municipal opositor.
Una mezquita incendiada
Tanto Alalo como La Paz Ahora se alarmaron de la decisión. “Es terrible, en un período tan sensible”, subrayó Lior Amihai, un responsable de esta organización israelí contra la colonización.
“Estas decisiones de expandir la construcción tiene el potencial de exacerbar esta difícil situación en el terreno, y no contribuirá con los esfuerzos para reducir la tensión”, aseguró por su parte la portavoz del departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki.
La continuación de la colonización, esto es, la construcción de viviendas en los territorios palestinos ocupados por Israel, es uno de los factores de tensión que alientan los enfrentamientos en Jerusalén Este de los últimos meses, junto a las detenciones, las intimidaciones y el desempleo.
Al igual que la Ciudad Santa, Cisjordania y las grandes ciudades árabes de Israel también están bajo tensión. En este sentido, el ejército israelí empezó a desplegar refuerzos el lunes en este territorio palestino.
En la localidad cisjordana de Al Mughayir, cerca de la colonia israelí de Shilo, los palestinos acusaron a los colonos de quemar una mezquita durante la madrugada. La planta baja de la mezquita estaba completamente calcinada, constató la AFP.
“No pudimos ni acercarnos de lo virulento que era el fuego”, dijo a la AFP Faraj Nasan, jefe del consejo de la localidad.
El ataque contra la mezquita se produjo en un contexto de creciente cólera palestina después de que tropas israelíes mataran a balazos a un manifestante en el sur de Cisjordania el martes.
“Inmensa preocupación”
La comunidad internacional sigue la evolución de los acontecimientos con preocupación.
“Mi preocupación es inmensa”, dijo en un comunicado Tony Blair, enviado especial del Cuarteto de Oriente Medio (Naciones Unidas, Unión Europea, Estados Unidos y Rusia), quien, antes incluso del anuncio de las nuevas colonias, advirtió de que esta iniciativa “encendería” aún más la situación.
Para el rey de Jordania, la continuación de la colonización “torpedea todos los esfuerzos” para alcanzar la paz.
Abdalá II, cuyo país es el guardián de los lugares sagrados para los musulmanes, como la Explanada de las Mezquitas, expresó también su rechazo “total a las repetidas agresiones y provocaciones israelíes”, tras recibir al presidente palestino.
Para los palestinos, el estatus de la Explanada de las Mezquitas, controlada por Israel y lugar venerado también por los judíos, es una línea roja. Palestinos y jordanos temen que Israel, a pesar de los desmentidos oficiales, intente modificar el statu quo en vigor, que prohíbe a los judíos rezar allí.
Las perspectivas de reanudación de los esfuerzos para tratar de resolver este conflicto de más de 60 años parecen cada vez más lejos.
En este contexto, Israel anunció que no cooperará con la comisión de Naciones Unidas encargada de investigar supuestas violaciones de los derechos humanos cometidas durante la guerra de julio y agosto en la Franja de Gaza, que mató a 2.143 palestinos, principalmente civiles, y a 71 personas del lado israelí, en su mayoría soldados.