En la octava jornada de huelga de los trabajadores de Scotiabank, sin que exista un acercamiento por parte de la empresa, la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines emplazó a las autoridades del gobierno de Michelle Bachelet “a no hacer oídos sordos” a estas manifestaciones.

“Durante el año, el sector bancario, uno de los con mayor rentabilidad en el país, ha vivido ya tres huelgas, la última en curso. Situación sin precedente en las últimas décadas”, expuso la organización en un comunicado detallando que en julio pasado “frente a la intransigencia de los dueños de Banco Ripley, sus trabajadores completaron siete días de huelga antes de llegar a un avenimiento. A comienzos de agosto, fue Banco París el que empujó a sus trabajadores a esta drástica medida. En ambos casos, terminada la huelga hubo graves consecuencias para quienes protagonizaron la movilización. En Banco París, Horst Paulmann cerró casi todas las sucursales con el subsecuente despido de sus funcionarios, mientras que en Banco Ripley hubo repercusiones que terminaron con el despido de 22 personas, la mayoría delegados del sindicato”.

“Todo esto en circunstancias que la banca ha logrado entre enero y agosto de este año más de 2.700 millones de dólares en utilidades, lo que implica un alza del 32,16% a igual periodo. El caso de Scotiabank es impresionante aumentó en más de $37.000 millones sus utilidades, lo que implica un incremento de 40,45% respecto de igual periodo anterior”, señalaron, llamando ante ello “a las autoridades de este país a no hacer oídos sordos a las huelgas que se multiplican en Chile como efecto de la mala distribución de la riqueza”.

“Esta confederación convoca a todos los sindicatos a nivel nacional a solidarizar con la huelga de nuestros compañeros de Scotiabank y hace un llamado, en particular, a la Central Unitaria de Trabajadores, para que unifique los conflictos laborales y deje de mantenerse indiferente ante las huelgas que se desarrollan en forma diseminada a lo largo y ancho de nuestro país”, enfatizaron.

La agrupación de sindicatos de bancos sostuvo finalmente que “se hace urgente terminar con el Código Laboral que facilita la intransigencia patronal. Es hora de abolir esta legislación espuria que no da ninguna herramienta a los trabajadores para terminar con la injusticia de tener que salir a las calles a reclamar un salario justo, frente a la prepotencia empresarial que tiene todas las leyes y todas las instituciones a su favor”.