El papa Francisco aprobó el lunes una propuesta para mantener en funcionamiento el banco Vaticano, implicado en el pasado en operaciones de lavado de dinero, y reafirmó “la importancia de su misión para el bien de la Iglesia católica”.

El papa argentino confirma así la opción que parecía más plausible, la de preservar la institución pero con un tamaño reducido y mejor controlada, en vez de crear un banco ético o incluso cerrar el Instituto para las obras de la Religión (IOR, el nombre oficial del banco).

“El Santo Padre aprobó una propuesta sobre el futuro del IOR, reafirmando la importancia de su misión por el bien de la Iglesia, la Santa Sede y el Estado del Vaticano. El IOR va a continuar sirviendo con prudencia y suministrando servicios especializados a la Iglesia católica en todo el mundo”, indicó un comunicado.

Sus actividades seguirán “bajo la supervisión de la Autoridad de Información Financiera (AIF)”, un órgano de control creado por Benedicto XVI y reforzado por Francisco. El Vaticano también anunció la creación de “una estructura legal e institucional para regular las actividades financieras en el seno de la Santa Sede y el Vaticano”.

Tras su llegada al Vaticano, Francisco se comprometió a llevar a cabo una reforma del IOR, una institución afectada por numerosos escándalos, entre ellos el lavado de dinero sucio por parte de la mafia. El papa pidió a expertos y comisiones que estudiaran la forma de convertirlo en una institución más transparente.