¿Hasta qué extremo llegarías con tal de cumplir un sueño de infancia? ¿Te atreverías incluso a arriesgar la integridad de un monumento histórico, quebrantar la ley y provocar la indignación de un país?
Es el debate que tiene en el ojo del huracán a Vadim Makhorov, un fotógrafo ruso que, junto a un grupo de amigos, tuvo la osadía de escalar las milenarias pirámides de Giza en Egipto, un atrevimiento que desde 1980 está penado con cárcel.
Pese al riesgo, el joven obtuvo el premio que buscaba: imágenes pocas veces vistas del complejo faraónico desde las alturas, con un espectacular telón de fondo del atardecer egipcio y las luces de la ciudad.
“Siempre sentí una gran atracción por Egipto. Desde que tengo memoria, siempre tuve el sueño de estar en la cumbre de la Gran Pirámide de Giza”, explicó Makhorov en un correo electrónico a la cadena CNN.
Según narró el joven, fue una mezcla de atrevimiento y oportunidad la que los llevó a no conformarse con ver el monumento desde abajo, esperando a que terminaran los horarios de visita mientras se ocultaban de los guardias. “Ya había oscurecido y nadie nos estaba poniendo atención. Comenzamos a escalar tan rápido y silenciosamente como podíamos. Tienes que ser bastante ágil y fuerte para subir por bloques de piedra de un metro de alto cubiertos de polvo”, aseveró.
“Nos tomó cerca de 20 minutos. Fue agotador pero lo que vimos desde la cumbre era la verdadera 7º maravilla del mundo. Tratamos de capturar la belleza de la escena en fotografías para poder compartirlas con otros”, sentencia el ruso.
“La cumbre de la pirámide estaba llena de inscripciones en diferentes idiomas, algunos de cientos de años. Bajar de allí fue mucho más difícil que escalar. En realidad fuimos muy afortunados de que no nos hayan atrapado, o habríamos estado en serios problemas”, dice Makhorov.
Otro tipo de maldición egipcia
El joven fotógrafo no habría necesitado transgredir una cámara mortuoria para que la maldición de Egipto cayera sobre él. Luego de que varios escaladores perdieran la vida en su intento de cubrir los 138 metros que los separan de la cumbre, el Gobierno de El Cairo prohibió estrictamente subir al monumento. La medida también fue adoptada para evitar mayores daños a una pirámide que ya ha perdido casi 8 metros de altura debido a la erosión.
Aún así, son muchos quienes siguen intentando la hazaña, algunos pagando sobornos a los guardias, otros escabulléndose cuando nadie mira, sobre todo en las noches.
En el caso de Makhorov y sus amigos, el no sólo haberlo logrado sino también jactarse de ello con imágenes provocó un fuerte debate entre quienes se manifestaron indignados por la transgresión, y quienes agradecieron tener la oportunidad de poder ver lo que observaron. Por su parte, el fotógrafo pidió disculpas a quienes pudieran sentirse ofendidos.
“Me gustaría pedir disculpas por nuestra escalada. No teníamos la intención de ofender a nadie, sólo estábamos siguiendo nuestro sueño”, indicó.