Con el fin de evitar que muchos libros queden olvidados en un rincón sin ser jamás leídos se ideó un novedoso proyecto que consiste en fabricar textos cuya tinta impresa se desvanece una vez que hace contacto con el aire, durando cerca de dos meses como legible, para luego desaparecer.

Según informa FayerWayer, el proyecto llamado “El libro que no puede esperar” pertenece a la librería y editorial Eterna Cadencia, junto a la agencia de publicidad Draft FCB.

La idea es que la persona se sienta obligada a leer el ejemplar que adquiere, el cual viene sellado al vacío en un principio.

El primer libro con el que se pone a prueba esta técnica es la recolección de cuentos latinoamericanos “El futuro no es nuestro”, de Diego Trelles Paz, y según indican los gestores del proyecto, el público se ha visto bastante interesado en el formato.