La ayuda europea a los bancos españoles supondrá condiciones “para el conjunto del sector financiero” y no sólo para las entidades que reciban los fondos públicos, afirmó este martes el ministro de Economía, Luis de Guindos.

“Estamos empezando a negociar las condiciones que se van a exigir al sector financiero”, tras la oferta por parte de los socios del Eurogrupo a España de una línea de crédito de un máximo de hasta 100.000 millones de euros, que De Guindos consideró otorga “un margen de maniobra enorme”.

Esta ayuda supondrá “condiciones horizontales para el conjunto del sector financiero, que perseguirán fortalecerlo y corregir las vulnerabilidades existentes”, afirmó.
Los bancos que reciban una inyección de dinero deberán presentar “un plan para la restructuración ordenada”, insistió, de conformidad con lo que había sido anunciado.

Además, estas últimas podrían tener que cumplir medidas adicionales como “la segregación del balance de aquellos activos clasificados como problemáticos”, dijo, lo que implicaría crear “bancos malos”.

A finales de 2011, los bancos españoles acumulaban en sus balances 184.000 millones de euros en activos inmobiliarios considerados problemáticos, de valor incierto.

España pidió oficialmente el lunes la ayuda de la zona euro para sanear su sector bancario, debilitado tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.

El Gobierno anunció el jueves, en base a los resultados de dos auditorías independientes, que los bancos españoles necesitarían un máximo de 62.000 millones de euros en un escenario extremo de crisis.

“Todo parece apuntar a que (las ayudas) se van a concentrar en aquellas entidades que están intervenidas por el FROB (fondo público español de ayuda a los bancos, ndlr)”, dijo el jueves el número dos del Banco de España, Fernando Restoy.

Restoy apuntaba así fundamentalmente a cuatro entidades: Bankia -el más expuesto de los grandes bancos españoles a los activos tóxicos inmobiliarios-, Banco de Valencia, CatalunyaCaixa y Novagalicia.