Los océanos se acidifican a un ritmo sin precedentes en los últimos 300 millones de años al absorber cantidades crecientes de CO2 producido por la actividad humana, según un estudio publicado el jueves que advierte contra los efectos devastadores en el ecosistema marino.

“Aunque existen similitudes, nunca en el transcurso de este período la tasa de acidificación representó, en su evolución, un impacto potencial en la química orgánica de los océanos, como consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) sin precedentes en la atmósfera”, dijo uno de los autores de este estudio, Andy Ridgwell, profesor de la Universidad de Bristol, Reino Unido.

En los últimos cien años, el CO2 aumentó 30% en la atmósfera alcanzando las 393 partes por millón (ppm), mientras que su pH disminuyó de 0,1 unidades a 8,1, lo que indica una mayor acidez.

Esto representa una tasa al menos diez veces más rápida que hace 56 millones de años, dijo Barbel Honisch, un paleoceanógrafo de la Universidad de Columbia (Nueva York, noreste de Estados Unidos) y autor principal del estudio publicado en revista estadounidense Science fechada el 2 de marzo.

Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, el pH de los océanos podría disminuir 0,3 unidades más antes de finales de siglo, llegando a 7,8 unidades.

La acidificación actual podría ser peor que durante las cuatro mayores extinciones masivas en la historia, cuando un alza natural del carbono proveniente de asteroides y erupciones volcánicas aumentó la temperatura global, indicó el estudio de Science, a cargo de expertos británicos, estadounidenses y franceses.

Los científicos encontraron que sólo una vez en la historia se estuvo cerca de lo que lo que se está viendo en la actualidad en términos de mortandad en los océanos. Este período es conocido como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, hace cerca de 56 millones de años.

Entonces, a raíz de una duplicación inexplicable de CO2 en la atmósfera, la temperatura global se incrementó 6°C en 5.000 años, con el correspondiente aumento del nivel del mar, que alteró los ecosistemas. Se estima que del 5 al 10% de las especies marinas desaparecieron durante los siguientes 20.000 años.

Esto se supo a principios de los años 1990, cuando se extrajeron sedimentos del fondo del océano en la Antártida.

Según su análisis, este abrupto calentamiento es el resultado de un aumento muy repentino e inexplicable de las emisiones de CO2, cuyas concentraciones se duplicaron en la atmósfera.

“Sabemos que durante los últimos eventos de acidificación del océano la vida no fue aniquilada, sino que nuevas especies evolucionaron en sustitución de las que murieron”, dijo Honisch.

“Pero si las emisiones industriales de carbono continúan al ritmo actual, podemos perder organismos que nos interesan, como los arrecifes de coral, las ostras, el salmón”, advirtió.

Si el CO2 es absorbido muy rápidamente en el océano puede agotar el carbono que necesitan los corales para construir arrecifes, así como los moluscos y algunas especies de plancton para su caparazón, explicó.

Una consecuencia de esta situación es la disolución de parte del fitoplancton cuyos residuos se depositan en el fondo del mar y forman una capa de lodo que destruye los foraminíferos, organismos unicelulares.

Un estudio publicado en la revista británica Nature en 2011 mostró una disminución en el pH a 7,8 -esto es, una mayor acidez- en los arrecifes de coral de Papúa Nueva Guinea, que llevó a una disminución de hasta el 40% de los corales.

Christopher Langdon, un biólogo marino de la Universidad de Miami (Florida, sureste de Estados Unidos), coautor de esta investigación, adelantó “lo difícil que es revertir rápidamente esta situación”.

“Una vez que las especies se han extinguido es para siempre”, dijo. Y agregó: “Estamos jugando un juego muy peligroso”.