Once personas murieron el domingo, algunas de ellas por balas o asfixiadas por gases lacrimógenos lanzados por la policía contra manifestantes en El Cairo, elevando a 13 el número de muertos, según fuentes médicas, tras dos días de enfrentamientos en Egipto.

Esos choques se producen a sólo ocho días de las primeras legislativas desde la renuncia del presidente Hosni Mubarak, en febrero pasado.

Al caer la noche, las fuerzas de seguridad y millares de manifestantes se enfrentaban para el control de la emblemática plaza Tahrir, foco de la revuelta popular que provocó la salida del poder de Mubarak.

La policía antidisturbios y la policía militar habían ingresado previamente en esta plaza del centro de la capital, antes de retirarse a las calles adyacentes debido a la fuerte resistencia de los miles de manifestantes presentes.

Los manifestantes se enfrentaban con cócteles molotov a las fuerzas de seguridad, que respondieron con granadas lacrimógenas y balas de goma, constató un periodista de la AFP.

Cerca de 55 personas fueron detenidas el domingo, según fuentes de seguridad. Otras manifestaciones similares tuvieron lugar en varias localidades de Egipto, como Suez, Qena y Asiut, en el centro del país.

Los manifestantes lanzan consignas hostiles al poder militar, reclamando la caída del mariscal Hussein Tantauí, que encabeza el Consejo supremo de las fuerzas armadas (CSFA), que dirige el país desde que Mubarak fuera expulsado del poder.

Tantauí, un militar septuagenario, fue ministro de Defensa de Mubarak durante veinte años.

“El Consejo de las fuerzas armadas continúa la política de Mubarak, nada ha cambiado después de la revolución”, declaró a la AFP Jaled, de 29 años, al tiempo que instalaba una carpa en el centro de la plaza Tahrir.

Numerosas personas enarbolaban granadas lacrimógenas y cartuchos de escopetas, mientras otras barrían la plaza sembrada de restos calcinados.

En este contexto, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, llamó el domingo por la noche a las autoridades egipcias a respetar los derechos humanos y a escuchar las aspiraciones democráticas de los ciudadanos, y condenó el recurso a la violencia.

“La ley y el orden deben ser defendidos de forma respetuosa con los derechos humanos”, aseguró Ashton.

La noche del sábado al domingo, los enfrentamiento habían provocado dos muertos, uno en El Cairo y el otro en Alejandría. Unas 750 personas resultaron heridas en la capital, según el ministerio de la Salud, donde los enfrentamientos comenzaron el sábado en la mañana antes de extenderse además de Alejandría, a Asuán (sur) y a Suez, al sur, en la costa del Mar Rojo.

Estos incidentes reactivaron los temores de que las legislativas que deben comenzar el 28 de noviembre fueran postergadas por varios meses.

Uno de los miembros del CSFA, el general Mohsen al-Fangari, aseguró que esas elecciones se llevarían a cabo como previsto y que las autoridades estaban en condiciones de garantizar la seguridad.

“No vamos a ceder a los llamados para postergar las elecciones. Las fuerzas armadas y el ministerio del Interior son capaces de preservar la seguridad de los colegios electorales”, declaró.

Varias personalidades políticas e intelectuales, entre las cuales el ex jefe de la Agencia internacional de la energía atómica (AIEA) Mohamed ElBaradei, publicaron un documento pidiendo un plazo suplementario para esas elecciones, en el marco de la revisión del calendario político del país.

Los firmantes del documento proponen que haya primero una asamblea constituyente, luego presidenciales y por último legislativas.

De su lado, los militares decidieron que la elección presidencial tendrá lugar en una fecha no determinada, al término de este proceso político, y sólo entregarán el poder a los civiles una vez elegido un nuevo jefe del Estado.