Pakistán decretó la alerta roja el viernes por la agravación de las inundaciones catastróficas que alcanzaron el sur del país y dejaron doce millones de damnificados en las dos provincias más afectadas hasta el momento en tanto que la vecina India se veía afectada también por las lluvias.

La Agencia Nacional de Gestión de Catástrofes (NDMA) anunció el viernes que “Las inundaciones afectaron a 12 millones de personas” en las provincias de Punyab (centro) y Jiber Pajtunjua (noroeste), dijo a la AFP en Islamabad el director de la NDMA, Nadeem Ahmad.

La ONU, por su lado, dice estar enfrentada a “necesidades impresionantes”, y da la cifra de 4,5 millones de damnificados y 1.600 muertos.

“Las lluvias de monzón continúan en todo Pakistán y no hay señales de que vayan a parar”, señaló la portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Melissa Fleming.

Los servicios meteorológicos paquistaníes lanzaron la alerta roja debido a la amenaza “inminente” y “extrema” de inundaciones en la provincia del Sind (sur), especialmente en la fértil región agrícola de Kacha, a orillas del río Indo.

Según el ministro responsable de la irrigación en el Sind, Jam Saifullah Dharejo, cientos de pueblos en la provincia se encuentran inundados y la represa de Sukkur ha sido reforzada, con el objetivo de que resista a la creciente.

Más al norte, en el Pendjab, miles de personas huían de sus aldeas inundadas, caminando descalzas entre el agua bajo lluvias torrenciales, con sus bienes amontonados sobre burros y coches, según constató un periodista de la AFP en el lugar.

Las fuertes precipitaciones en la región también provocaron inundaciones en la vecina India, dejando al menos 103 muertos y 400 de heridos en Leh, la ciudad más importante de la región del Himalaya de Ladakh (norte), indicó la policía local. Decenas de personas estaban desaparecidas, añadió.

El jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (UNOCHA) en Pakistán, Manuel Bessler, se refirió a la situación como una “catástrofe mayor”.

Entre tanto, el enviado especial de la ONU, Jean-Maurice Ripert, indicó a la AFP que se haría un llamado para lanzar un fondo especial que permita responder a la crisis, y advirtió sobre el riesgo de epidemias debido a la falta de agua potable.

Estados Unidos prometió ya una ayuda de 35 millones de dólares a las víctimas de las inundaciones. Muchas organizaciones caritativas musulmanas, algunas de ellas sospechadas de tener vínculos con grupos armados islamistas, se han desplegado igualmente a las zonas afectadas.

Mientras tanto, los damnificados continuaban a cuestionar a las autoridades, incapaces según ellos de socorrerlos, y poniendo presión sobre un gobierno ya en dificultades a causa de la insurgencia talibán y de la crisis económica. Las críticas estaban dirigidas especialmente contra el presidente Asif Ali Zardari, que seguía su gira en Europa.