Al menos 74 personas murieron el domingo en un doble atentado contra dos restaurantes que transmitían la final del mundial de fútbol en Kampala, la capital de Uganda, informó la policía, que atribuye su autoría a islamistas somalíes shebab, vinculados a Al Qaida.

“El último balance oficial es de 74 muertos confirmados”, anunció a la AFP. Un balance anterior de fuente policial señalaba 64 muertos y 65 heridos.

Este doble atentado es el más mortífero cometido en África Oriental desde los ataques suicidas contra las embajadas estadounidenses de Nairobi y Dar es Salaam, perpetrados por miembros de Al Qaida y que costaron la vida a más de 200 personas el 7 de agosto de 1998.

Las bombas estallaron el domingo en la noche en un restaurante etíope del sur de la capital ugandesa y en un club de rugby del este de la ciudad mientras mucha gente seguía por televisión la final de la Copa Mundial de Fútbol entre España y Holanda en Sudáfrica.

En el principal hospital de Kampala, hinchas de fútbol buscaban a familiares desaparecidos, mientras que otros, atendidos por los médicos, comenzaban a darse cuenta de que habían escapado a la muerte.

Con su camiseta manchada de sangre, Collins Zziwa recorría el pabellón donde se encuentran los heridos en busca de un amigo “que no aparece”.

Pocas horas antes el joven de 25 años se encontraba con un grupo de amigos frente a una pantalla gigante en un club de rugby de Kampala para asistir a la final.

Zziwa contó que pocos minutos antes del fin del segundo tiempo, se escucharon una o dos explosiones, que transformaron la fiesta en una carnicería: jóvenes adultos, con sus cuerpos ensangrentados, yacían en el suelo mientras que otros, con los rostros desfigurados, estaban inertes en sus sillas plásticas.

“Cuando se produjo la explosión, me caí y cuando me estaba levantando hubo una segunda explosión”, dijo.

El atentado pudo haber sido causado por dos kamikazes o por bombas colocadas bajo los asientos, según los primeros elementos de la investigación.

Entre los muertos figura un estadounidense, afirmó la embajada norteamericana en Kampala.