La posibilidad de que el volcán Tungurahua, en el centro de Ecuador, registre una gran erupción disminuyó “notablemente” debido a una baja en su nivel de actividad desde el fin de semana, tras activar una alerta naranja para 500 familias, indicó el martes el Instituto Geofísico (IG).
“Esta disminución de la actividad (…) implica que la posibilidad de que se presenten erupciones explosivas grandes, con la generación de flujos piroclásticos (mezcla de gases, ceniza y fragmentos de roca de hasta 800 grados centígrados), ha disminuido notablemente”, señaló la entidad en un comunicado.
Agregó que “las evidencias de gran presurización en el sistema magmático del volcán también han disminuido notablemente. Los índices que miden la actividad del Tungurahua también han comenzado a descender de manera sostenida”.
La actividad explosiva del volcán, en erupción desde 1999 y ubicado 135 km al sur de Quito, ha experimentado un “descenso notable”, señaló el IG y apuntó que “los cañonazos y bramidos con vibración de ventanales y suelo en las zonas cercanas se han reducido a bramidos esporádicos de baja intensidad”.
El macizo, de 5.029 metros de altura, presentó una fuerte erupción el 28 de mayo pasado, cuando la ceniza obligó un cierre momentáneo del aeropuerto internacional de Guayaquil (suroeste) y la suspensión de vuelos como el Quito-Lima.
Además derivó en la activación de la alerta naranja para unas 500 familias de aldeas asentadas en zonas consideradas de alto peligro y por la caída de polvo volcánico en varias poblaciones.
El Tungurahua (‘garganta de fuego’ en quichua) alcanzó su mayor pico en 2006, ocasión en que dejó seis muertos en una aldea de la provincia andina de Chimborazo (sur).
Al pie del volcán está la turística ciudad de Baños, cuyos 15.000 habitantes fueron evacuados a la fuerza en 1999 por la erupción y pudieron regresar a sus casas después de un año.