Por más increíble que parezca, una estadounidense ha decidido alcanzar una gran meta: aumentar de peso hasta llegar a las 1000 libras (unos 453 kilos) y así convertirse en la mujer más gorda del mundo según el Récord Giness. Eso, pese a que ya ostenta el título a la madre más rellenita desde 2007.
Donna Simpson, la oriunda de New Jersey de 43 años que usa vestidos XXXXXXXL, pesa en la actualidad 622 libras (282 kilogramos). Sin embargo, a pesar de su sobrepeso, tiene por afán diario comer muchísimas doble cuarto de libra del McDonald’s y tomar litros de Orange Crush para satisfacer su gran apetito.
“My comida favorita es el sushi, pero a diferencia de otros puedo sentarme y comer 70 piezas de pescado de una vez”, dijo Simpson.
Si te preguntas cómo alcanzará su meta, la mujer consume unas asombrosas 12 mil calorías diarias (lo recomendado para una mujer son 2000), por lo que gasta 750 dólares (392 mil pesos) semanalmente en comida que compra en su scooter en supermercados. Y, para conseguir el dinero, ella maneja un sitio web en donde personas le pagan por ver cómo aumenta de peso.
Pero, a pesar de que no puede caminar más de 20 pasos sin sentarse, la mujer quiere ser aún más grande: “Amaría pesar esas 1000 libras”, aseguró al Daily Mail, “Pero me va a costar más porque ando ‘corriendo’ todo el día tras mi hija”, agregó.
Se refiere a Jacqueline a quien dio a luz en 2007 con la ayuda de un grupo de 30 médicos quienes le practicaron una cesárea de alto riesgo, lo que la convirtió en la madre más gordita del planeta en la barrera de los 172 kilogramos.
Pero la infancia de la delgada y pequeña Jacqueline no se compara con la de Donna: su madre le hacía a ella y a sus hermanos grandes comidas calóricas y los regaloneaba con dulces. Por ello, a los 13 años la mujer pesaba cerca de 58 kilos.
Lamentablemente, la madre de Simpson murió cuando ella era una adolescente y su padre, quien se volvió a casar, llevó a la casa a una madrastra obsesiva por el peso que la mantenía siempre a dieta. Donna no estaba feliz en su cuerpo delgado, ella ‘pertenecía’ a la gordura.
“Las dietas me hacían miserable porque pensaba todo el rato en la comida. Me sentí mucho mejor cuando volví a ganar peso, me sentí como quien estaba desinada a ser”, dijo Donna.
Todo esto se vio beneficiado con el primer matrimonio de Donna cuando tenía 19 años. Su marido trabajaba en un restaurante de carnes y llevaba los restos a casa después del trabajo. Como volvía cerca de las 3 de la mañana, Simpson se levantaba para darse grandes banquetes de madrugada junto a su enamorado, de quien se separó tras tener a su primer hijo y varios problemas que complicaron la convivencia.
Tras su separación, y luego de ganar aún más peso (195 kilos), se comprometió a bajar unos cuantos para hacerse una operación de by-pass gástrico y, de hecho, logró rebajar su gordura en 23 kilos. No obstante, cuando ya estaba decidida a intervenirse, un gran amigo murió durante una operación similar y fue claro para ella que debía conformarse con su cuerpo.
Fue entonces que Donna se dio una nueva oportunidad para el amor con su segundo marido, quien tiene 49 años, y la anima más que nadie en esta nueva travesía por ganar peso. Ellos se conocieron hace varios años atrás en un sitio web para personas obesas y él se confesó un amante de las personas rellenitas aunque sólo pesa 68 kilos.
Animada por su marido, Donna quiere ir más allá haciéndose famosa como la mujer más gorda del planeta y vivir del cariño de sus fans: “ellos me mandan posts de aliento e incluso algunos regalos como proteínas para que gane peso más rápido”. Así, Donna Simpson dejó claro que, pese a que su vida puede correr peligro, ella ama comer y la gente ama ver cómo lo hace.