Bosque chileno

Imagen: MrGabo en Flickr

El diagnóstico para Chile del estudio “Restauración de los paisajes forestales para la conservación de la biodiversidad y desarrollo rural en zonas áridas de América Latina” (Reforlan), financiado por la Comisión Europea, muestra la desaparición progresiva de una serie de especies de bosque nativo hasta hace poco habituales en la zona central del país, estableciendo en un 1,4% anual tasa de pérdida del llamado ‘bosque esclerófilo’.

Es así como los peumos, boldos y quillayes, que conforman la vegetación más densa de las especies nativas chilenas, son cada vez menos frecuentes entre la Costa y el Valle Central.

Las imágenes satelitales revelan que entre 1975 y 2008 al menos 38% de ellos han desaparecido para dar paso a espinos bajos y gruesos, terrenos agrícolas, nuevas urbanizaciones o, en el peor de los casos, a terrenos carentes de vegetación.

El académico de Ciencias Forestales en la Universidad de Concepción, Cristián Echeverría, quien coordina el proyecto junto a especialistas de las Universidades Católica y Austral, precisó que el estudio abarcó 1 millón 300 mil hectáreas y 32 comunas, concentradas en el litoral y la Cordillera de la Costa. Según Echeverría, la tasa de pérdida del llamado bosque esclerófilo es de 1,4 por ciento al año.

Uno de los mayores problemas que distingue la investigación es la erosión de suelos. En comunas como Navidad y Concón, el bosque ha sido reemplazado por suelos desnudos y erosionados en un 19% y 18%, respectivamente.

Hace 33 años las comunas con mayor proporción de bosque nativo eran Alhué (35%) Doñihue (31%), Olmué (30%) y Quilpué (29%). Hoy las tres primeras han sufrido una reducción de hasta 50% en su superficie, mientras que en la cuarta la baja es de casi 75%.

El proyecto apunta a emplear los datos para definir zonas de restauración. Para eso establecieron prioridades a nivel comunal a partir de aspectos ecológicos y sociales.

Las comunas de Casablanca, Viña del Mar, Peñaflor y Alhué encabezan la lista. “No es reforestación, sino recuperar los procesos ecológicos que se perdieron, lo que es algo más complejo, ya que se trata de que la vegetación vuelva a la situación original”, sostuvo el especialista.

La tarea tiene un costo asociado, pero la nueva ley de bosque nativo invita a iniciar planes de restauración. “En ciertos casos no será posible por la actividad agrícola, pero se puede intentar con otras zonas”, dice.