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Chanel, una de las más prestigiosas marcas de la alta costura francesa, estuvo hoy en el banquillo de los acusados, un hecho poco común en el mundo de la moda, tras la demanda presentada por una pequeña empresa textil, World Tricot, que la acusó de “imitación”.

“No se conocen casos de esta índole”, confirmó un conocedor del universo de la alta costura que pidió el anonimato.

Después de cuatro años de procedimiento judicial y de mediaciones infructuosas, el juicio debía comenzar este viernes ante el Tribunal de Comercio de París.

World Tricot es una pequeña empresa instalada en el este de Francia a fines de 1980 con la ayuda de la fundación del Abate Pierre con el objetivo de reintegrar en el mundo laboral a mujeres.

Rápidamente, la energía de su fundadora, Carmen Colle, de origen italiano, impulsa esta empresa artesanal especializada en el tejido y la creación de telas ante las grandes marcas de alta costura como Dior, Christian Lacroix, Givenchy y Kenzo.

La consagración fue cuando Chanel se convirtió en su principal cliente.

Así comezó la demanda para Chanel

En marzo de 2005, Carmen Colle reconoció uno de los motivos que había creado en un abrigo presentado en una vitrina de una tienda de Chanel en Tokio, que tiempo antes le había rechazado el estudio creativo de la famosa marca.

Según el abogado de la pequeña empresa, Pascal Crehange, los problemas de World Tricot empezaron tras las quejas de Carmen Colle ante Chanel, que habría reducido “drásticamente” sus pedidos “sin razón alguna”.

En septiembre de 2005, World Tricot decidió demandar a Chanel por “imitación” y “ruptura abusiva de contrato” y pidió varios millones de euros por daños e intereses.

“El problema es que desde siempre, las grandes casas de costura consideran que son propietarias del trabajo de sus artesanos. Y Carmen Colle ha sido la primera en tener el valor de atacar a una gran casa y decir: ‘Ese trabajo es nuestro’”, sostuvo Crehange, antes de mencionar los “derechos de autor” pues “Chanel no fabrica tejidos”.

En su opinión, “es el enfrentamiento de dos mundos. De un lado la artesanía tradicional y el ‘savoir faire’ francés, y del otro la industria del lujo, cuyas técnicas actuales conocemos” y sus políticas de subcontratación.

Chanel rechaza todos los argumentos y pide que “el tribunal se pronuncie sobre lo que ella considera como actos de deterioro hacia Chanel” pues considera que su imagen ha sido puesta en tela de juicio.

Para Chanel “el hecho de poner en práctica una muestra de tejido en base a las consignas precisas del Estudio de Creación Chanel, no permite reivindicar su creación” y afirma que “trabaja con 269 proveedores y que es la primera vez que es cuestionada”.

Chanel afirma además que World Tricot quiere hacerla “responsable” de sus dificultades financieras pues “en 1994 estaba bajo administración judicial”, es decir cinco años antes de que comenzara la colaboración de Chanel, explicó la misma fuente.

Chanel lamentó “una situación sumamente triste pues somos sensibles a la actividad” de Carmen Colle de cara a las mujeres.

World Tricot que en 2007 fue nuevamente puesta bajo “administración judicial” se juega ahora su supervivencia. La empresa, que emplea a 12 personas –contra 90 entre 1999 y 2001– fue autorizada en enero pasado a seguir adelante con su actividad diez años más.