El gobierno de facto de Honduras acusó este lunes al presidente derrocado Manuel Zelaya de promover la “insurrección” y rechazó las “amenazas” de los mandatarios del ALBA que acordaron sanciones económicas en su contra, según un comunicado.
Fuente: Agencia AFP
“Lamentablemente en los últimos días, tanto el ex presidente Zelaya como algunos de sus seguidores, han promovido su agenda de insurrección en el país, así como la petición de mayores sanciones de parte de la comunidad internacional”, subrayó.
Según el régimen de facto de Roberto Micheletti “esta conducta es a todas luces incongruente” en el marco de un diálogo que intenta hallar una salida a la crisis política, “y contradice la petición” de la Organización de Estados Americanos (OEA) como facilitador de la negociación.
El gobierno de facto añadió en su texto que las “amenazas proferidas” por los presidentes de los países del ALBA (Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, entre otros) son “una evidente intromisión en asuntos internos”.
El conflicto político en Honduras “no se debe trasladar al ámbito internacional ya que genera evidentes intentos de intervención ilegal y expresiones hostiles, contrarias al derecho y a la costumbre internacional”, agregó.
“Los funcionarios de este gobierno han mostrado cordura, prudencia y respeto para no entorpecer el progreso del diálogo y contribuir de manera decisiva para llegar a un acuerdo de paz y reconciliación”, señaló.
El comunicado fue difundido la noche de este lunes en el hotel donde se lleva a cabo un diálogo entre negociadores de Micheletti y Zelaya, al borde del fracaso sin llegar a un acuerdo sobre qué poder del Estado debe decidir la restitución de Zelaya, depuesto en un golpe de estado el 28 de julio.
En medio de las negociaciones, el régimen de Micheletti y sus seguidores, incluida la mayoría de los medios de comunicación, aprovecharon unas declaraciones en Bolivia del presidente venezolano Hugo Chávez y del nicaragüense Daniel Ortega sobre la posibilidad de que los seguidores de Zelaya se armen.
Los negociadores y seguidores de Zelaya, refugiado desde hace 4 semanas en la embajada de Brasil, negaron que tengan la intención de buscar una salida a la crisis por la vía armada.